En 1988 el mundo vivía una explosión de «distorsión hasta la locura», sí, Iron Maiden estaban ahí arriba, pero desde nuestras habitaciones los estallidos decibélicos rompían las fronteras tradicionales del páramo del heavy metal.
En 1988 el mundo vivía una explosión de «distorsión hasta la locura», sí, Iron Maiden estaban ahí arriba, pero desde nuestras habitaciones (como la de Kurt Cobain de crío con su logo de los Maiden) los estallidos decibélicos rompían las fronteras tradicionales del páramo del heavy metal. En 1988, aparecía en los kioscos españoles el número uno de la revista “Thrash Metal”, todo un hito entonces.
En marzo de ese mismo año, al tiempo que Bruce Dickinson hacía unas declaraciones que hablaban sobre dar más rienda suelta a la violencia y a la catarsis metálica, los sevillanos Necrophiliac se autoeditaban su primera demo, ‘Endless Death’, y de golpe el truculento death metal era un ente audible en España.
En 1988, aparecía en los kioscos españoles el número uno de la revista “Thrash Metal”, todo un hito entonces. En marzo de ese mismo año, al tiempo que Bruce Dickinson hacía unas declaraciones que hablaban sobre dar más rienda suelta a la violencia y a la catarsis metálica, los sevillanos Necrophiliac se autoeditaban su primera demo, ‘Endless Death’, y de golpe el truculento death metal era un ente audible en España.
Con una maqueta primitiva con la palabra clave en el título: «Muerte», igual que habían hecho cuatro años antes Death y Possessed en USA. Junto a Necrophiliac —nombre a partir de los thrashers Slayer—, otro grupo death a reivindicar de ese 1988: los valencianos Aggressor, que grabaron su maqueta ‘Brutal Aggression’ «durante los últimos días de 1987 en los estudios Distorsión Hasta La Locura»…
Para hacerse cargo de cómo corría el tiempo entonces —lento—, dos años más tarde salía el mítico y pionero recopilatorio ‘Thrashing Till Death’, con esa portada taurina tan Spanish (faltaba el toro amenazante para que la cosa fuera death de verdad), y donde se reunían los brutales Necrophiliac y Anestesia, junto a Estigia, SCUM y 100 Slain, estos tres thrash metal. Y aparte tenías hardcore hispánico como N.T.N. —legado Eskorbuto— y Hardcoriks Anonims. Todo un batiburrillo, con tendencias que llegaban tarde a España y se solapaban unas con otras. Aunque un batiburrillo con «distorsión hasta la locura», parafraseando a Aggressor.
Hojeando a placer ese primer número de la revista “Thrash Metal”, la nómina de grupos es total: Voivod, Celtic Frost, Anacrusis, Ludichrist… De D.R.I. a Rage o King Diamond, de Kreator a Sabbat, Overkill y Exodus, Slayer, Muro, Crom… Y también sale la reseña del Monsters Of Rock español de 1988…
Iron Maiden, Metallica, Helloween, Anthrax y Manzano integraban esa caravana atronadora. Manzano solo aparece brevemente citado en el artículo, vale, se comprende. Se incluyen las crónicas de Helloween («Acabaron con el ya casi lejano ‘How Many Tears’, y a pesar de no ser una balada, la gente encendió los mecheros. Dejaron muy, muy buena impresión»), de Metallica («Por segunda vez en España, buenísimo concierto de Metallica, mi banda favorita») y de Anthrax («¿Cómo podría explicar la sensación que recorrió mi espina dorsal al escuchar los primeros acordes, o el primer cañonazo de Charlie Benante a la batería? Fantástico concierto de Anthrax, que por fin pasaron por España»). ¡Pero ni una mera mención a Iron Maiden! Justicia para todos… yo soy la ley… y los Helloween tenían siete llaves, pero los Maiden habían abierto antes la puerta.
En los thrashers, seguro que escocían reseñas incluso en medios heavies que pusieron a parir a Metallica en su debut en España el 17 y el 18 de enero de 1987 en Barcelona y Madrid. Algunas críticas periodísticas entonces también se escribían con el cuchillo entre los dientes.
Maiden hoy están por encima del Bien y del Mal. Y como dicen en ‘Can I Play With Madness’: «Don’t need no key to unlock this door». Ellos abrieron la puerta. Y no hay disco de metal extremo que tenga una historia más dura que la que narra ‘Seventh Son Of A Seventh Son’.
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