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José Mora, miembro de Totengott, nos recuerda a LG Petrov, un gran fan del metal además de inspiración tanto musical como de vida.

Siempre que un personaje notorio de cualquier ámbito, género o arte fallece, pasa lo mismo. Los pésames, “in memorians” y demás menciones al trabajo del artista se suceden en redes sociales, a veces desde medios o altavoces que nunca dieron importancia a su trabajo, pero que gustan de ser los primeros en compartir noticias que den visitas y notoriedad con este tipo de publicaciones. Aparte de recordar la carrera o influencia en otros artistas que esa persona tuvo, generalmente también se suelen exaltar las virtudes como persona del fallecido, a veces engrandeciendo o exagerando la figura del mismo, haciendo justicia al dicho: “todos me querrán cuando me muera”.

Firespawn | Fotografia Jaime García Pérez
Firespawn | Fotografia Jaime García Pérez

Algo parecido hemos visto en las últimas horas con la muerte de Lars Göran Petrov. Sin embargo, en este caso, sí que da la sensación de que cualquier halago a su valor como persona es justificado. Hay una patente unanimidad entre la gente del mundillo metalero, ya sea fans, músicos, promotores, técnicos, runners, o cualquier profesional que haya tenido la oportunidad de trabajar para Entombed o Entombed AD, acerca de la figura de Petrov: aparte de un tío con talento y un icono del death metal, era una buena persona.

Siempre con los pies en el suelo, de buen humor, sin exigencias de estrella ni los histrionismos que a veces vemos en un tipo que lleva más de tres décadas editando discos y pateando escenarios por todo el mundo. No era sofisticado, no era estirado, no era inaccesible. Pese a sus conocidos excesos, no era el típico borracho pesado que pierde los papeles con regularidad, era generalmente el “bufón” amigable con el que te harías unas risas en cualquier celebración que se precie. Era como cualquiera de nosotros. Quizás por eso, esta vez sí que duele de verdad.

Hace tan sólo siete meses que anunciaba que sufría un cáncer en los conductos biliares, diagnosticado como “incurable”. Todos sabíamos que era cuestión de tiempo, pero tal vez no esperábamos (o no deseábamos) que fuese tan poco. Da la sensación de que, aparte de irse un músico que ha inspirado a varias generaciones de metaleros, se va uno de los nuestros, un headbanger, un fan más con el que podrías a la perfección disfrutar de una buena cerveza (o unos cuantos chupitos de vodka), una charleta acerca de metal “viejuno” o con el que podrías estar cantando emocionado en las primeras filas de un bolo de King Diamond.

Recuerdo cuando conocí la música de Entombed durante mi adolescencia con ‘Wolverine Blues’. Aunque ya éramos más o menos conscientes de lo que era el concepto death metal y las voces guturales, la música de Entombed tenía “un algo distinto”, un componente de melodía, de actitud y de autenticidad que otras bandas del género, más centradas en tocar lo más rápido y técnico posible o en el merchandising e imagen satánica, adolecían comparados con ellos.

Entombed | Fotografia Jaime García Pérez
Entombed A.D. | Fotografia Jaime García Pérez

Entombed eran death metal, pero también eran rock and roll. Las guitarras sonaban podridas, muy diferentes a cualquier banda que escuchábamos por entonces, y las voces de Petrov se desmarcaban del típico “gutural megaprofundo de ultratumba”, siendo más bien un registro cazallero llevado al límite. Un “Lemmy al cuadrado”.

Posteriormente, y con la llegada de las nuevas tecnologías, pudimos investigar un poco más y supimos que aparte de su trabajo con su banda principal, antes existió Nihilist como embrión de lo que luego sería Entombed, que también sacó un disco muy majo con Comecon durante su corto “exilio” y que anteriormente era batería en Morbid, otra de esas bandas escondidas y olvidadas que podemos (y debemos) reinvindicar de vez en cuando.

A estas alturas de la película no voy a entrar en detalle acerca de la grandeza de ‘Left Hand Path’, ‘Wolverine blues’ o incluso de ‘Morningstar’ (uno de los grandes olvidados entre los favoritos de sus seguidores tal vez por no contar con la formación “clásica”, siendo para mí de lo mejor de su discografía) o acerca de su influencia y peso en el mundillo metalero, porque ya está todo dicho y requetedicho al respecto. Eso cualquier fan del death metal lo sabe, ahora mismo basta con abrirse una cerveza y volver a pinchar los discos para recordar porqué Entombed son lo que son hoy en día.

A nivel personal, tuve la suerte de verle en directo cuatro veces, siempre a un gran nivel, y compartir cartel con Entombed AD en una ocasión. Era 2015, en el marco del Mutant Fest en Grado (Asturias), y precisamente Totengott dábamos esa noche nuestro último show haciendo versiones de Celtic Frost. Quise usar el momento para, tímidamente, agradecerle la inspiración y todo lo que la música en la que había participado significaba para mí desde siempre. Lars, como buen seguidor del metal europeo “old school”, nos felicitó por el show, y ese momento “fan” desembocó en una corta pero divertida conversación con un tipo que pese a venir de vuelta de todo, demostraba estar feliz y orgulloso de estar ahí, con todos nosotros, en un pueblo perdido del norte de España, haciendo lo que más le gustaba desde que era un crío. Con la misma pasión y actitud que el primer día. Un recuerdo que definitivamente guardaré por muchos años. Un héroe de nuestra juventud, el gran LG Petrov nos deja y nos quedamos todos un poco huérfanos. Descansa en paz, Chief Rebel Angel.
Jose Mora

Entombed A.D. | Fotografia Jaime García Pérez
Entombed A.D. | Fotografia Jaime García Pérez

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