Una primera noche y un estadio lleno de hambrientos del subidón sónico, de la llamada del decibelio, la distorsión y el ritmo.

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AC/DC nos demostró que pese a la edad, ellos y otros tantos grandes son la última línea de defensa ante la vulgarización convertida en dogma.

El rock ‘n’ roll es salvaje y energético, y da igual que termines molido tras las últimas salvas en honor a los héroes del rock, lo primero que piensas es “¿cuándo otra dosis más?”. Si vives en Madrid o te planeas una rápida visita, tienes suerte, aún hay entradas para el miércoles 16. Haz si eso clic aquí

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Como viciosos del decibelio recorrimos las autopistas del infierno, desde todos los rincones de este país, para celebrar la historia de una banda más grande que la vida. Una banda que en muchos casos nos ha dado o salvado la vida.

Una vez más el equipo más acedeciano de This Is Rock nos compramos nuestras entradas para vivir esta nueva ceremonia como nos gusta, acompañados en esta incursión de compañeros de la gran familia de AC/DC. Un saludo para Mikel, Dioni, Manu (Madrid), César… Madrid mejora con gente como ellos. Y más si estos vascos no nos hubiéramos empeñado en comer una “smash burger”, en vez de ir a la hamburguesería real que recomendaba Manu (Madrid).

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En nuestro viaje de vuelta, además de pensar que Madrid será zona libre de “cañas”, pero que pocas fueron frías de verdad, comentamos sobre el repertorio. Cada uno tiene su momento, ‘Dog Eat Dog’ fue un trallazo y ‘High Voltage’ recuperó sus coros originales, alejándose del sonido Donington 91. Todos de acuerdo que ‘If You Want Blood’ es el mejor arranque posible si llevas a Bon Scott en el corazón (es curioso como gran parte de ese estadio enmudecía cuando sonaban temas como el mencionado ‘Dog Eat Dog’ o ‘Shot Down in Flames’, incluso hasta con ‘Riff Raff’ llegué a ver ojos de plato. Triste universo.

La conversación también se centró en la sección rítmica. No olvidemos que al margen de repertorios, AC/DC es ritmo, y la ausencia de Malcolm Young sigue muy presente, y no menos la de Phil Rudd. Manu (el de Donostia) comentaba que “es evidente que la inclusión de Matt Laug ha aportado nuevos bríos. Él es mucho más fiel al estilo Phil Rudd (jamás sustituible), y se ha trabajado mucho las maneras (buen toque el guante y la baqueta) y ese sonido fiel e identificativo de la banda. Chris Slade tuvo su gran momento en los 90 aportando otro estilo de tocar, pero se alejó del camino de Phil, que es gran parte del sonido de AC/DC. De hecho, en la última gira con Slade, éste lastró enormemente al combo, a lo que había que añadir la presencia de Axl Rose”.

En esta conversación, que molestaba a los convecinos pasajeros, estábamos de acuerdo que AC/DC no sólo superaron nuestras expectativas, y he de reconocer que un aprobado me bastaba. “La banda hoy día suena compacta, Brian después de todos sus problemas lo da todo, y es incluso sorprendente lo bien que puede llegar a hacerlo. De Angus no hay mucho que decir, es un Dios del Rock, se deja la piel encima del escenario, evidentemente los años pasan, pero incluso para nosotros, solo te tienes que mirarte en el espejo… Pero pocas bandas tienen esa entrega radical con su público, y Angus se desgasta, sufre y se alimenta de ello y de ver la reacción de sus fans”.

No hay conversación sobre AC/DC post Malcolm Young –el que es y será el cuerpo central, el cerebro y el motor del sonido AC/DC– que no termine por mencionar a Stevie Young. Comentaba Manu: “Está obligado a llevar a sus espaldas la gran mochila del peso de Malcolm. Muy presente en el recuerdo de los fans más diehard. Pero Stevie, como todo Young músico desde los Easybeats, lleva el ritmo a la manera australiana en la sangre, y aunque no es un trabajo fácil, lo cumple con creces”.

Otro nuevo miembro de la familia es Chris Chaney. Un bajista de estudio, que quizás no sé encuadre en la imagen de AC/DC, pero nadie negará que es un profesional y además hace muy buenos coros. Sigue Manu: “Sí que hay diferencias evidentes con Cliff, sobre todo en algunos temas –como por ejemplo en ‘Sin City’–, pero como músico profesional pocas pegas hay que ponerle”.

La entrega, autenticidad, su gran repertorio, les hacen ser la banda más grande del rock. Tres veteranos curtidos en las carreteras del rock, y dos más “jovenzuelos”, patearon el culo a 55.000 personas. Una lección de Rock, actitud y vida. AC/DC Forever, Forever AC/DC
Accadacca Fotografía: Sergio Blanco

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