Mientras la revista This Is Rock celebra el aniversario de The Doors y Christopher Rangel nos habla de sus colaboraciones y curiosos encuentros con otras leyendas

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¿Cuántas veces hemos soñado que nuestros artistas favoritos se unen para realizar una colaboración especial? Seguramente muchas. Lo cierto es que este hecho es más frecuente que inusual. George Harrison participando con Cream en el tema ‘Badge’ (1969); Roy Harper interviniendo en ‘Have A Cigar’ (1975), del álbum Wish You Were Here de Pink Floyd; Van Halen apareciendo en ‘Beat It’ (1983), tema de Michael Jackson; Alice Cooper y Shannon Hoon —de Blind Melon—, aportando su parte en ‘The Garden’ (1991), de Guns & Roses; Jimmy Page respaldando a The Black Crowes en el álbum ‘Live At The Greek’ (2000).

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Difícilmente imaginamos estas colaboraciones, acaso empezamos a ensoñar su realización cuando corrieron los rumores de que podrían darse. Ya concretadas, unas han sido mejor logradas que otras, aunque sin importar el resultado siempre quedamos a la espera de que se formalice la alianza con la que fantaseamos, la unión de talentos que consideramos será única.

También es casi seguro que todos hemos anhelado una colaboración que nunca llegará, ya sea porque los músicos han pasado a mejor vida o el asunto resulta francamente disparatado. Lo que es innegable es que nuestra imaginación va por delante de la realidad a la hora de elucubrar alianzas musicales.

Aunque en ciertas ocasiones nos hemos llevado gratas sorpresas, colaboraciones que parecen emanar directo de los sueños. Muchos de estos extraordinarios momentos se han desprendido de presentaciones en vivo, aparentemente a consecuencia de lo fortuito. Es así que hemos podido disfrutar de encuentros memorables, algunos de ellos icónicos: Tool con Layne Staley de Alice In Chains como invitado especial, Paul McCartney con la participación de Jack White y St. Vincent; Eddie Vedder acompañando a The Doors en su inducción al Salón de la Fama del Rock; por mencionar unas cuantas. Pero ya sean colaboraciones en estudio o en presentaciones en vivo, siempre quedamos a la espera de ser sorprendidos.

Este 2025 se celebra el 60 aniversario de The Doors, y uno se pregunta: ¿Existirá alguna colaboración de ensueño rodeando el aura de esta emblemática banda del rock? Entre las más destacadas está la participación de John Sebastian —miembro fundador de The Lovin’ Spoonful—, en las sesiones del álbum ‘Morrison Hotel’. Es suya la intervención de armónica en el clásico ‘Roadhouse Blues’, aunque según declaraciones del músico, “nadie se acuerda, pero Lonnie Mack tocó el bajo en esa canción, y yo estaba mucho más emocionado por tocar con Lonnie Mack que con The Doors”. No obstante lo dicho, Sebastian realizó una aparición especial como parte de los conciertos de The Doors en el Felt Forum de la ciudad de Nueva York en 1970.

Aunque la colaboración más memorable en el registro de The Doors, ocurrió cuando el titán del blues Albert King, subió al escenario del Pacific Coliseum en Vancouver el 6 de junio de 1970, para acompañar a la banda en un puñado de canciones. Ray Manzarek, no dudo en expresar su sentir a razón de la publicación de la presentación en vivo: “Se trató de uno de los mejores conciertos. Fue emocionante. Albert King iba a subir al escenario, así que tocamos muy bien. Luego entra Albert, y jugamos aún mejor. Tocamos oscuro, profundo y funky. [Estábamos] en el paraíso de los blues-boys.”

Si bien la colaboración de John Sebastian es la más destacada, y la de Albert King la más memorable en la trayectoria de The Doors, el acontecimiento que bien puede alcanzar el rango histórico sólo implica a Jim Morrison. Para 1968, The Doors había lanzado al mercado su álbum debut homónimo de 1967 —según diversas publicaciones uno de los mejores debut de todos los tiempos—; su seguimiento, ‘Strange Days’ (1967), que alcanzó la tercera posición en la lista de Billboard 200; y su primer álbum número uno: ‘Waiting For The Sun’ (1968). También estaban sus dos temas emblemáticos: ‘Light My Fire’ (1967) y ‘Hello, I Love You’ (1968), que se posicionaron en lo alto de las listas de éxitos en su día.

Pero el viaje no estuvo exento de dificultades, el creciente alcoholismo de Morrison y las primeras escaramuzas con la ley, ya presagiaban el desenlace futuro. Fue justo en el intersticio de los incidentes con las autoridades que tuvo el cantante desencadenados tras los conciertos de Connecticut en 1967 y de Miami en 1969, que desplegó la colaboración mítica entre Jim Morrison y Jimi Hendrix.

El encuentro tuvo lugar en The Scene, un club de Nueva York, famoso por las estrellas del rock que se reunían para improvisar justo al término del último espectáculo de la noche. Durante la primavera de 1968, Hendrix se encontraba en el establecimiento y como otras ocasiones, “solía aparecer la mayoría de las veces, siempre con su guitarra y su fiel Nagra [grabadora portátil] a cuestas. Colocaba meticulosamente el Nagra a su lado y grababa cada jam en el que participaba”, según recordaría el organista Al Kooper.

La improvisación quedaría registrada para la posteridad, un espectáculo con la turbulencia propia del punk en plena era dorada del rock de finales de los 60. Una grabación que destaca por la anárquica colaboración de Morrison: lo mismo inserta fragmentos del tema ‘Rock Me’ en ‘Bleeding Heart’ —a manera de improvisación—, que se enfrasca en un diatriba provocativamente altisonante en lo que se ha denominado ‘Morrison’s Lament’ —dado acuse de un probable estado de embriaguez—.

En otros momentos se le escucha balbucear, lo que da pie a suponer que algo está sucediendo sobre el escenario. Si bien desconocemos las eventualidades al escuchar la grabación, los relatos de algunos presentes en aquella velada han resuelto las incógnitas. Lester Chambers (vocalista de The Chambers Brothers), rememoró: “Cuando Morrison subió al escenario, su voz fue escuchada. Hizo un par de ruidos del tipo “Oh-wow-wooooh”’. Estaba tan borracho que tenía que agarrarse al soporte del micrófono, y de vez en cuando, decía: “¡Oooooooh! ¡Vaya! ¡Awoweee!”. En un momento dado, Jimi dijo: ‘Damas y caballeros, han escuchado el sonido de Jim Morrison’”.

El estado inconveniente de Morrison también provocó un altercado, hoy mítico por sus participantes. Entre el público se encontraba Janis Joplin y Sam Andrew (guitarrista de Big Brother & The Holding Company), en un dado momento, según refiere Andrew: “Jim se acercó pavoneándose a donde estábamos Janis y yo y, sin provocación alguna, le tiró del pelo. Ella ya estaba muy molesta con él, así que le dio un golpe con una botella de Southern Comfort que se rompió. Fue casi como un espectáculo de vodevil”.

A su vez, previó a este suceso, un miembro del público relató que Hendrix se encontraba tocando cuando Morrison se acercó a él y simuló una felación —seguramente una crítica del cantante hacia la enajenación guitarrística. Como fuera, Janis estaba harta, según Danny Fields (publicista de Elektra Records): “El odio de Janis hacia Morrison, no sé dónde comenzó. Pero si mencionabas el nombre de Jim, ella decía: ‘Ese imbécil’. No iba a tolerar lo que pensaba que era su comportamiento infantil, repugnante y grosero, dondequiera que lo encontrara. Eso la irritaba”.

Continuando con su relato, Field proporciona una instantánea de la trifulca: “Janis intervino y golpeó a Jim en la cabeza con una botella, luego le derramó su bebida encima. Los tres empezaron a agarrarse y a rodar por el suelo, retorciéndose histéricamente. Juro que había pelos al viento, como una nube de polvo a su alrededor, como si estuvieran en el lecho de un río seco. Estaban enredados en una maraña de cristales rotos, polvo y guitarras. Mucho polvo, plumas, cueros y satenes volaban por todas partes.”

De esta manera concluyó la histórica noche del encuentro entre estas celebridades, con Morrison ratificando su reputado como un forajido del rock.

Ahora celebramos el 60 aniversario de The Doors, el grupo ideado por Ray Manzarek y Jim Morrison en el verano de 1965, que junto a John Densmore y Robby Krieger, entregaron seis álbumes de estudio —hoy clásicos—, antes de la inesperada muerte de Morrison en 1971.
Christopher Rangel


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