Con Reload iniciamos una serie de post en thisisrock.es donde Astronomy Domine nos recordará discos representativos de estas últimas décadas, una mirada a aquello que ya suena a clásico. Esta semana es ‘Redemption’ de Joe Bonamassa

This Is Rock, This Is Metal, Especiales a la Venta

Me pirro por el blues en todas sus expresiones. Desde las grabaciones primigenias de Robert Johnson, hasta las ramificaciones más variopintas que el género ha ido generando a lo largo de su historia. Pero he de reconocer que tengo una especial debilidad por las encarnaciones en donde lo seminal cubre por capas de instrumentación más potente, como por ejemplo cuando se fusiona con el rock y el hard rock de esa forma alquímica que tantas alegrías nos ha dado a lo largo de las décadas. Así que, además de seguir escuchando a los clásicos de ambas orillas del Atlántico, siempre estoy a la caza de nuevos talentos que tomen el relevo de nuestras luminarias favoritas.

Supongo que todos aquellos que amamos el blues y sus derivados tendremos la misma sensación: encontrar un intérprete que sea un gran instrumentista, tenga una voz digna de uno de los géneros en los que la interpretación vocal es clave en la transmisión de sentimiento y, además, sea un excelente compositor es como encontrar un cofre del tesoro.

Cuando me tropecé con Joe Bonamassa en 2009 con la publicación del excelente ‘The Ballad Of John Henry’, pensé que había dado con el enésimo ejemplo de lo arriba expuesto: un gran guitarrista (estelar en ocasiones) pero cuya voz es, en el mejor de los casos, suficiente para el género y con unas capacidades compositivas que, sin ser anecdóticas, requieren frecuentemente de la ayuda de compositores externos y deberían ser mucho más sólidas para aguantar el ritmo de publicación que Bonamassa insiste en llevar.

Con todo, me pareció que ‘The Ballad…’ era un disco notable y me dispuse a seguir la carrera del norteamericano con interés, tarea agotadora cuando nuestro protagonista raramente pasa un año sin publicar algo entre álbumes de estudio, directos o colaboraciones varias.
Mi cercano seguimiento de la carrera de nuestro protagonista ha dado sin duda grandes alegrías, como la pequeña saga de álbumes publicados junto a Beth Hart que, precisamente, atajaba dos de las debilidades de Bonamassa anotadas anteriormente: el empleo de estándares clásicos de soul y blues otorgaba a discos como ‘Don’t Explain’ (2011) un arsenal de canciones incontestables, a los que Hart prestaba un impresionante torrente vocal de adecuado deje blusero. Todo ello respaldado por un Bonamassa incendiario a las seis cuerdas, que parecía crecerse ante la calidad del material y la voz de su compañera.

Comparados con los resultados de esta colaboración, es cierto que el grueso de la carrera de Bonamassa se compone de álbumes que no alcanzan la misma relevancia, y que en ocasiones se confunden en un fondo homogéneo de calidad asegurada, pero entre los que raramente destaca una grabación que pueda clasificarse de esencial o un futuro clásico moderno del género.
Por eso la llegada de ‘Redemption’ (CD y LP) en 2018 me pilló con la guardia baja. Aunque había disfrutado bastante de los discos que siguieron a ‘The Ballad Of John Henry’ -sobre todo de ‘Black Rock’ (2010), ‘Dust Bowl’ (2011) y ‘Blues Of Desperation’ (2016, LP y CD)- no esperaba grandes cosas del nuevo disco.
Me había equivocado antes pero nunca tan rápido porque, pocos días tras caer en mis manos, ‘Redemption’ se convertía en mi disco en estudio favorito de los últimos quince años de carrera en solitario de Joe.

Creo que mi predilección se debe a que ‘Redemption’ me parece un disco redondo, en su acepción más completa. Es un disco que tiene un poco de todo, rompe con la homogeneidad arriba descrita, y esa variedad está compuesta, arreglada e interpretada con un acierto pocas veces visto.

Puede que esto tenga que ver con el hecho de que el guitarrista estuviese pasando por un momento personal difícil: escribir buen y creíble blues nunca ha salido gratis a las almas, y Joe seguramente tuvo que pagar caro para poder escribir cosas como el solo de ‘Self- Inflicted Wounds’, la canción que titula el álbum o la crepuscular ‘Stronger Now In Broken Places’, en la que Joe canta con una vulnerabilidad que no había escuchado antes en él.
Esa intensidad está presente a lo largo y ancho del disco, que está interpretado en su totalidad con una pasión que se palpa a este lado de los altavoces, y que otorga a todo el asunto una pátina de autenticidad de la que carecen tantos álbumes de blues moderno.

Tras sus dos últimos álbumes de estudio en aquél momento (‘Different Shades Of Blue’ (CD y LP) de 2014 y el excelente ‘Blues Of Desperation’) Bonamassa sabía que había hallado una mina con la fórmula de dejar de un lado las versiones y, en su lugar, grabar discos compuestos en su totalidad de temas originales, así que, para ‘Redemption’ su productor de cabecera –el legendario Kevin “Caveman” Shirley– tuvo dos grandes ideas: rodear a Joe con un puñado de compositores solventes con los que escribir un buen material, y añadir un coro de voces femeninas y vientos.

Todo ello dio lugar a un disco excepcional en el que, como digo más arriba, tenemos un poco de todo: las abrasadoras y rockeras ‘Evil Mama’ y ‘Molly O’, el rápido country blues de ‘The Ghost Of Macon Jones’ que nos sirve nuestra ración de ese blues que nos cuenta una historia, el blues clásico y tabernero de ‘Pick Up The Pieces’, el boogie de ‘King Bee Shakedown’, la intensidad del dolor volcado sin cortapisas en las anteriormente citadas ‘Self- Inflicted Wounds’ (¡ese solo, ese condenado solo!) y ‘Stronger Now In Broken Places’ o el estilazo del cierre con ‘Love Is A Gamble’, que continua con la tradición de temas como ‘What I’ve Known For A Very Long Time’ o ‘So, What Would I Do’ y cierra el álbum con una pincelada de elegancia exquisita.

Y, aun así con semejante plantel de temazos, la ganadora para el que esto escribe es, sin lugar a dudas, ‘Just ‘Cos You Can’t Don’t Mean You Should’: uno de esos blues rock monumentales y monolíticos donde Joe invoca el espíritu del Gary Moore más ardiente y, con su fuego corriendo por las venas y los dedos, se lanza por la pendiente de un tema devastador de casi 7 minutos que arde en una pira de vientos, teclados, cencerro, actitud y, sobre todo, de un tono de guitarra para morirse, que saca al irlandés cara cortada de su tumba para rendirle pleitesía con un par de solos asesinos sin contemplaciones o excusas. Una barbaridad de canción y, en mi opinión, uno de los mejores temas de la carrera del norteamericano.

En ocasiones, merece la pena seguir de cerca la carrera de un músico solo por encontrarte con discos como este ‘Redemption’: un disco ganador y de escucha obligatoria si alguna vez has disfrutado del blues rock moderno.
Astronomy Domine


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