Barbarian, regresa con ‘Reek of God’, speed y epic heavy metal salpicado de death metal y punk

This Is Rock, This Is Metal, Especiales a la Venta

Barbarian casi se han convertido en un subgénero en sí mismos durante los últimos 16 años. Aunque, que no haya confusión: Barbarian es heavy metal. Un poderoso trío no solo de maníacos del metal sino de maníacos de la música genuina, Barbarian integra todo tipo de ADN crudo, pero refinado, en su paleta particular, lo que resulta casi sin esfuerzo en algo que es más diehard que cualquier cosa que exista y, sin embargo, eleva el heavy metal a una forma de arte digna del museo más elegante.

O, todo lo contrario: denim y cuero, pinchos y cadenas, espadas y hechicería, hombres feos y mujeres hermosas, cada amanecer mueren… De cualquier manera, experimentar Barbarian es beber la esencia del heavy metal, infundida con personalidad y garbo, matando con poder y carisma. Los posers no necesitan abandonar el salón porque no podrían leer el mapa para llegar a él en primer lugar.

Ahora, siguiendo un trío de aclamados álbumes para Hells Headbangers –’Cult of the Empty Grave’ (2016), ‘To No God Shall I Kneel’ (2019) y ‘Viperface’ (2022)– Barbarian une fuerzas con Dying Victims para el sexto larga duración de los italianos, ‘Reek of God’.

Como un reloj, han pasado otros tres años entre álbumes, y Barbarian cumple. Y, sin embargo, éste es también un nuevo capítulo en su serie: “retrogarde metal”, cronológicamente después de “total metal”, “absolute metal”, “obtuse metal” y “regressive metal”.

Como tal (y en posesión de exactamente 98 riffs en 35 minutos), las diez canciones centrales que componen ‘Reek of God’ son más cortas y van más al grano, pero básicamente sin la estructura clásica de rock de verso/estribillo. El sonido característico de Barbarian –en los términos más simples, speed crudo y epic metal se encuentran con proto-extreme metal aún más crudo– ha sido enriquecido aquí con una vena cercana al death metal de mediados de los 80 e incluso punk con tintes de metal, pero con un flujo de cambios de tempo y riffs que se encuentran solo en los desarrollos de extreme metal de finales de los 80/principios de los 90. Barbarian no son nada si no son acólitos estudiosos; conocen sus cosas y luego hacen discos al respecto.

Aun así, ‘Reek of God’ tiene sus propias sorpresas. Por supuesto, las letras del álbum atacan todo lo que es religioso. Pero se debe hacer una mención especial a ‘Shit He Forgives’, que se basa en las letras de ‘Reality Asylum’ de los pioneros del anarco-punk Crass, y ‘Crossburn’, que es una declaración política que sitúa a la banda en el lado opuesto del espectro con respecto a la conexión KKK que el título podría sugerir.

Profundizando en la obsesión por los discos, la introducción ‘Warning’ del álbum es una versión de la introducción homónima de Ice-T en el álbum del legendario rapero, ‘Home Invasion’, de 1993. Del mismo modo, el cover de Barbarian aquí de ‘Freak Magnet’ de L7 de Los Ángeles es uno que presenta sus típicos riffs atonales al estilo Hellhammer –que eran atípicos para L7, trazando una línea estética de simbiosis que de otro modo se pasaría por alto– e inspirado en la versión de 1992 producida por Butch Vig (en el EP ‘Everglade’) en lugar de la versión de 1994 producida por Gggaarth (en ‘Hungry for Stink’).

Espera… ¿Crass, L7 e Ice-T en un álbum de Barbarian? Créelo, camarada: ¡este es el ‘Reek of God’!

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