AC/DC deslumbró en Tallin con un show de rock abrasador, con Brian Johnson y Angus Young con ganas de querer más rocanrol
Una de las bandas más exitosas e influyentes de todos los tiempos regresó con fuerza al escenario en Estonia. Los legendarios AC/DC están actualmente de gira por Europa con su tour “Power Up”, liderados por su vocalista Brian Johnson y el icónico guitarrista Angus Young.
El jueves 24 de julio, la legendaria banda ofreció una actuación espectacular en el histórico recinto de conciertos «Tallinn’s Laululava» con todas las entradas vendidas, y una asistencia de más de 65.000 fans. AC/DC demostraron que la veterana banda sigue muy viva, y que el final quizás está más lejos de lo que pensamos.
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Los terrenos de «Tallinn’s Laululava» comenzaron a llenarse temprano, a medida que los fans de AC/DC llegaban de toda la región y más allá. Las estimaciones sugerían que hasta 15.000 fans finlandeses estaban presentes, una cifra que apenas parece exagerada dada la duradera popularidad de la banda en Finlandia.
Grandes grupos de personas también habían llegado de Letonia y Polonia, y se podían ver banderas de países como Alemania, Italia y España entre la multitud.
AC/DC sigue siendo un unificador global y transversal, atrayendo a fans de todas las edades y orígenes. El público del jueves fue un testimonio de ello, desde adolescentes hasta rockeros de toda la vida de setenta años. Las leyendas del rock claramente trascienden generaciones, y para muchos, su impacto va más allá de la música.
The Pretty Reckless
Este año, la banda estadounidense de entre el hard rock y el grunge fue el acto de apertura de la gira europea de AC/DC. Liderada por la vocalista Taylor Momsen, la banda —formada en 2009— era en su mayoría nueva para mí antes del show. Sin embargo, reconocí su tema de apertura, ‘Death By Rock and Roll’, que tuvo una notable difusión en la radio finlandesa. Momsen ofreció una actuación segura, y la banda tocó con solidez. Si este estilo de grunge rock metalizado conecta con la audiencia de AC/DC es debatible; conmigo no conectaron para nada, y visto al resto poco que decir…
AC/DC
Brian Johnson, quien se retiró de las giras hace varios años debido a un problema auditivo, hizo un regreso triunfal. Habiéndose reincorporado ya a AC/DC para grabar su álbum ‘Power Up’, ahora está de vuelta de gira con la banda que ha liderado durante más de cuatro décadas.
Desde las notas iniciales —con temas potentes como ‘If You Want Blood (You’ve Got It)’, ‘Shot Down in Flames’ y especialmente ‘Thunderstruck’—, quedó claro que la voz característica de Johnson, ronca y poderosa, sigue tan fuerte como siempre.
Luciendo su icónico gorro y una camisa negra de Harley-Davidson (que ya ha vestido en anteriores giras), saludó a la multitud con una amplia sonrisa: “¡Ha pasado demasiado tiempo! Pero ahora… vamos a tocar algo de rock and roll y a montar una fiesta”.
Y eso fue exactamente lo que ofrecieron. A lo largo de 21 canciones en poco más de dos horas, la banda desató un éxito tras otro. Aunque la gira apoya oficialmente su último álbum, ‘Power Up’, solo dos temas de este formaron parte del setlist —destacando ‘Demon Fire’ como una adición particularmente sólida—. El resto del show fue un constante desfile de los temas favoritos de los fans: ‘Hell’s Bells’, ‘Highway to Hell’ y ‘You Shook Me All Night Long’ estuvieron presentes.
El set se inclinó fuertemente hacia los clásicos de los años 70, lo que complacerá a muchos fans, pero es una pena que aún se resistan a hacer algún guiño con temas de discos de los ochenta como ‘Flick Of The Switch’, ‘Fly On The Wall’ y ‘Blow Up Your Video’. De igual manera, canciones de discos como ‘Ballbreaker’, ‘Black Ice’ y ‘Rock or Bust’ fueron omitidas por completo, siendo ‘Stiff Upper Lip’ la única excepción.
Dado el vasto catálogo de AC/DC, es comprensible que no puedan tocarlo todo. Aun así, algo de variedad en el setlist habría sido bienvenida; temas como ‘Who Made Who’ (que lleva sin sonar desde 1996, y muy presente en el 91), ‘Shake Your Foundations’ (un sueño volver a escuchar este tema que no incluyen desde el 86), ‘Heatseeker’ (otro que dejó de sonar en el 88) o incluso ‘Moneytalks’ (que recordamos de los Monster Of Rock del 91) podrían haber ofrecido momentos frescos entre los clásicos.
Ver a Brian Johnson de nuevo en el escenario fue un momento emotivo para muchos fans de toda la vida. En 2016, parecía que sus días de gira podrían haber terminado definitivamente debido a graves problemas de audición. Pero ahora, Johnson luce y suena revitalizado —con los brazos extendidos, sonriendo de oreja a oreja y caminando por el escenario con una energía contagiosa—. Claramente, no tiene intención de dejar el micrófono pronto. Su regreso es, sin duda, un triunfo.
Entre los momentos destacados de la noche estuvieron ‘Riff Raff’ y ‘Sin City’, ambos interpretados con precisión y potencia. La sección rítmica —batería y bajo— se acopló tan firmemente que todo el recinto se balanceó en un groove colectivo de rock ‘n’ roll. ‘Have A Drink On Me’ también sobresalió, su aire bluesy ofreció un cambio de tono bienvenido en un setlist de alto voltaje. Antes de lanzarse a ella, Johnson hizo una pausa para honrar a Ozzy Osbourne, quien había fallecido apenas unos días antes, el 22 de julio, un gesto conmovedor de una leyenda del rock a otra.
Aunque Brian Johnson pudo haber sido el epicentro emocional de la noche, el showman innegable de la velada seguía siendo Angus Young. Con su característico uniforme de colegial —esta vez de terciopelo azul oscuro— Angus puede que se mueva con un poco menos de velocidad que en su juventud, y su cabello es ahora completamente gris, pero su energía y presencia escénica permanecen intactas. Verlo caminar como un pato por el escenario, cargando por la pasarela con una pasión implacable, fue electrizante. Su forma de tocar fue tan ardiente y expresiva como siempre.
El clímax llegó durante la extensa interpretación de ‘Let There Be Rock’, donde Angus desató un solo de guitarra de casi 15 minutos que viró desde licks abrasadores hasta teatrales salvajes, culminando todo en una deslumbrante explosión de confeti rojo, amarillo, blanco y negro. Fue un clásico espectáculo de AC/DC: exagerado, ejecutado con precisión y absolutamente cautivador.
Detrás de escena, pero no menos esenciales, estuvieron el guitarrista Stevie Young, el baterista Matt Laug y el bajista Chris Chaney. Aunque permanecieron en gran medida en las sombras para dejar que Johnson y Angus acapararan el protagonismo, sus actuaciones fueron impecables. Para los fans que aún sienten nostalgia por los antiguos miembros Phil Rudd y Cliff Williams, el cambio podría ser notorio, pero esta alineación actual demostró su fortaleza con precisión y profesionalidad. El conjunto estuvo cohesionado de principio a fin, un testimonio del legado perdurable de la banda y su capacidad para adaptarse sin perder su esencia.
La multitud de Tallin estuvo entregada desde la primera nota. Hacinados en el histórico recinto «Laululava», los fans cantaron, gritaron y se movieron en perfecta sincronía con la banda, un mar de puños en alto y voces a todo volumen. En un momento entre canciones, un cántico espontáneo estalló entre el público. Brian Johnson, disfrutando claramente del momento, sonrió y bromeó por el micrófono: “Sí, nos gusta esa mierda”. Momentos después, tras una abrasadora versión de ‘Thunderstruck’, ofreció un giro que complació al público: “¡Acabamos de ser ‘Tallinn-struck’!”.
AC/DC no necesita construir un clímax; cada canción en su arsenal es un peso pesado. Desde el explosivo riff inicial de ‘If You Want Blood (You’ve Got It)’ hasta el atronador fuego de cañones de ‘For Those About to Rock (We Salute You)’ que cerró la noche, la energía nunca decayó. Cada tema impactó como un puñetazo, y la multitud nunca perdió su impulso. Durante dos horas, «Laululava» se transformó en un templo del rock ‘n’ roll, y AC/DC fueron los sumos sacerdotes que ofrecieron el sermón.
RESUMEN
Este año se cumplen unos increíbles 52 años desde que AC/DC se conectó por primera vez y lo dio todo. Pero con el avance de la edad y varios problemas de salud entre los miembros de la banda, es difícil ignorar la realidad: el final puede estar cerca. Los rumores sugieren que la última reverencia del grupo podría llegar en diciembre, cuando regresen a casa para una serie de conciertos en Australia.
Si el concierto de Tallin resulta ser la última vez que veo a AC/DC en vivo, que así sea; qué manera de despedirse. Brian Johnson y Angus Young estuvieron en plena forma, impulsando a la banda con la misma garra y fuego que los ha convertido en leyendas. La actuación fue sólida, potente y muy viva.
No hay mucho más que añadir. Solo un simple y sincero agradecimiento a AC/DC por más de cinco décadas de trueno, sudor y gloria del rock ‘n’ roll.
Texto y Fotos: Marko Syrjälä
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