Mientras Rolling Stones, Fleetwood Mac, Cream o Led Zeppelin reivindicaban el blues, y Jimi Hendrix dopaba el blues, en Topanga se renovaba la tradición con Canned Heat
Pero en aquel momento el blues no era protagonista en los USA, donde la psicodelia era el movimiento imperante. Grateful Dead, Quicksilver Messenger Service y Jefferson Airplane tenían en su adn blues, pero eran tipos como Paul Butterfield, Mike Bloomfield o Al Kooper quienes más directamente seguían aquel legado. De las nuevas hubo una que directamente surgió de investigar en el género.
En Topanga Canyon un grupo de colegas se disfrutaban del intercambio de viejos discos de 78 revoluciones. Como en los ochenta para ellos aquellos discos de pizarra eran sus maquetas. En 1965 el imponente cantante y armonicista Bob Hite y el peculiar guitarrista Al Wilson decidieron seguir el camino de sus héroes. En 1966 se les unió Henry Vestine exiliado de los Mothers de Frank Zappa. Frank Cook tocaba la batería y Larry Taylor se unió a ellos en el bajo (quien tocaría en Irún con John Mayall en 1974).
Un grupo de freaks en toda regla que se bautizaron por una canción grabada en 1928. Un grupo de amigos que grabaron sus primeras cintas y que debutaron en Liberty Records en 1967.
Empezaron con clásicos del blues y no tardaron en crear sus propias composiciones. De ahí como un cometa llegaron al Monterey Pop Festival en agosto de 1967, junto a The Who, Jimi Hendrix Experience, Janis Joplin y Otis Redding.
Ya con el batería Fito de La Parra publicaron ‘Boogie With Canned Heat’ que se convirtió en éxito en 1968 con el tema ‘On The Road Again’, adaptación de Floyd Jones. Un disco en el mostraban que su blues bebía de la fuente original, del estudio de sus raíces.
Canned Heat nunca llegaron a ser parte de la escena hippy de San Francisco, coquetearon tímidamente con la psicodelia, y compartieron aventuras con Grateful Dead o Jefferson Airplane, pero su blues tenía más en común con la armada británica, con los Rolling Stones, Yardbirds, Cream, Jeff Beck Group, y su vecino Jimi Hendrix.
Canned Heat le dio al blues un punto duro con el boogie, canciones que enseguida congeniaron con Hell’s Angels, bikers forajidos y fans del blues más macarra, viajeros del LSD y disfrutantes de los garitos más oscuros. En ellos no había glamour pero sí el éxito fue ‘Living The Blues’
En 19969 publicaron ‘Hallelujah’ y comenzó su personal implosión. Henry Vestine se da de leches con Larry Taylor en el Fillmore West de San Francisco, y abandona, saliendo al rescate a modo de apoyo Mike Bloomfield y Harvey Mandel.
Harvey Mandel apodado «La Serpiente», por forma de tocar la guitarra, era había mamado psicodelia y jams, coqueteos con el jazz rock. No era precisamente un novato, pues ya tenía dos discos.
Y del Fillmore West al Festival de Woodstock junto a The Who, Jimi Hendrix, Creedence Clearwater Revival, Grateful Dead, Jefferson Airplane, Mountain, Johnny Winter, Janis Joplin…
El 16 de agosto de 1969, Canned Heat subió a ese escenario al atardecer con una formación que solo llevaba dos conciertos. Abrieron con ‘A Change Is Gonna Come’, y su sonido fangoso y turbio comandado por un Al Wilson, cuya guitarra es muy diferente a la de Harvey Mandel, crea la banda sonora perfecta. Son como un bourbon destilado ilegalmente, refinados en parte, pero duros y asperos en esencia.
Canned Heat son el boogie blues amenazador, son el sonido de un Big Twin gruñendo al diablo. Embullidos en su propia nube sonora tardaron ocho minutos en recordar que estaban ante una multitud. Si ves la película de Woodstock comprobarás la maestría de Wilson.
Wilson y Mandel eran como el cielo y el infierno, si fuera finales de los 70 hubieran sido el dúo de hachas perfecto para el heavy metal. Uno purista el otro destripando su guitarra. Los dos amparados por una sección rítmica puro músculo.
Fueron estrellas de Woodstock y así llegaron a Europa en 1970. Pasaron por el Royal Albert Hall de Londres para grabar su directo. En las tablas es donde su energía se transforma, ya sea improvisando, intercambiando miradas de odio entre guitarristas o variando el set.
No había muchas bandas con tan brutal puesta sonora en escena, que tuviera el peso de la tradición del blues grabado a fuego, y a la vez la fuerza innovadora de la psicodelia y el boogie como flauta de Hamelin.
De aquel concierto tenemos un disco en directo imprescindible, que curiosamente huye de las listas de “los mejores”, quizás porque su sonido era pura rabia.
El álbum comieza con ‘That’s All Right Mama’ de Elvis Presley pero en origen de Arthur Crudup, y claro su versión es más próxima a la original. Un tema que Canned Heat amasa como si fuera un pan de marihuana.
El álbum termina con la presentación de la banda musicada con ‘Goodbye For Now’ por parte de Bob Hite. Un final para una época que es protagonista de las páginas de la revista This Is Rock este mes. Y que tuvo como bis el álbum con el maestro John Lee Hooker.
Al Wilson fue encontrado muerto el 3 de septiembre de 1970, justo después de un festival en Berlín. Se puso a dormir detrás de la casa de Bob Hite rodeado de naturaleza.
Al Wilson fue un genio tempranero nunca reinvindicado como se merece. Un tipo que estudio la tradición sonora estadounidense. En la portada de ‘Hooker ‘N’ Heat’, publicado en 1971, Al Wilson sigue ahí. Su foto colgada en la pared junto a John Lee Hooker y sus compañeros.
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