Hank Williams Jr, todo un icono del outlaw country, publicará en junio ‘Rich White Honky Blues’, todo un homenaje al coutry blues despojado.
Hank Williams Jr, todo un icono del outlaw country, más grande que la vida, ha sido capaz de convocar a todos sus amigos rebeldes armado con unos cuantos compases y unos riffs. Ha sido uno de los forajidos más auténticos de la música country durante más de medio siglo. Pero más allá de los jactanciosos singles, los alborotados vídeos de fantasía o el implacable sentido del boogie, la leyenda de 72 años es un bluesman de corazón. Puro, sin calificar y sin adulterar, el único hijo de Hank Williams tiene la misma soledad en las venas que el hombre que Rufus «Tee-Tot» Payne enseñó a tocar la guitarra cuando era un niño pequeño en Greenville, Alabama.
Con ‘Rich White Honky Blues’, que saldrá a la venta el 17 de junio, el miembro de la segunda generación del big bang del country hace justicia a su herencia, interpretando con trementina el hill country blues que definía el estilo estridente de su padre, que llevaba su dolor al mundo exterior. El productor ha sido Dan Auerbach, que grabó en directo el álbum, que cuenta con una docena de canciones que incluyen clásicos de Robert Johnson, Lightnin’ Hopkins, R.L. Burnside, Muddy Waters, Big Joe Turner y algunos del propio Bocephus.
“El blues es de donde viene todo”, reconoce Williams. “Es el comienzo de todo lo musical en mi familia; todo comienza con Tee-Tot y fluye desde allí. Siempre he coqueteado con este blues despojado, desde los años 80. Pero finalmente hice un álbum que es solo eso, y me gusta”.
La culpa es del dueño de la discográfica Easy Eye Sound. Dan Auerbach se ha centrado estrictamente en lo esencial. Con su banda principal, formada por el guitarrista de slide Kenny Brown, a quien R.L. Burnside llamaba «mi hijo adoptivo», el bajista Eric Deaton, que primero estuvo de gira con la Juke Joint Caravan de Fat Possum acompañando a T-Model Ford y Paul «Wine» Jones, y el batería Kinney Kimbrough, hijo de la leyenda del blues del norte de Mississippi Junior Kimbrough, Un combo con el que se adentró en la savia del blues en su estado más salvaje.
“Lo primero que me dijo cuando entró fue: ‘¡Realmente no tengo ganas de joder con esta mierda!’”, recuerda Dan Auerbach.
Sin inmutarse, el productor dejó que la banda tocara, y no tardó en aparecer el hombre cuyo alter ego es Thunderhead Hawkins, curioso y hambriento. «Si querías tocar este tipo de música, no podías encontrar mejores músicos», explica Auerbach. «Cuando vi por primera vez a Hank Jr. en la televisión, yo era un niño que había crecido escuchando discos de Robert Johnson y Hank Williams Sr., y esas cosas se veían claramente en él. Así que intenté juntar las piezas adecuadas».
En el transcurso de solo tres días,’Rich White Honky Blues’ terminó, con Williams declarando puntualmente : “Espero que hayas entendido todo eso. Apuesto a que lo hiciste. Estaré escuchando y voy echar un cigarro…”.
Mientras Williams se prepara para lanzar su 57º álbum de estudio, la tragedia ha golpeado a su familia con el repentino fallecimiento de su esposa de 31 años, Mary Jane Thomas. Williams consideró posponer el anuncio del proyecto, pero el tiempo que pasó con su familia le llevó a una conclusión: la música ofrece consuelo en los momentos más difíciles.
En este sentido, parece casi predestinado que ‘Rich White Honky Blues’ termine con una oración de redención, en la que Williams pide al Salvador que le conceda la gracia que pueda tener para sembrar el consuelo y el perdón, sugiriendo que los supervivientes entre nosotros trascienden las limitaciones mortales. Al fin y al cabo, el country blues dio forma al estilo crudo de su padre, exteriorizando su dolor y encarnando la innegable verdad de que siempre hay un momento para la música en los momentos de necesidad.
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