Lord Dying presenta ‘I Am Nothing I Am Everything’ como adelanto de su nueva explosión de sludge metal ‘Clandestine Transcendence’
Lord Dying presenta ‘I Am Nothing I Am Everything’ como adelanto de su nueva explosión de sludge metal ‘Clandestine Transcendence’ que publicarán el 19 de enero. Desde sus inicios con sus primeras maquetas y EP, hasta el álbum «Summon The Faithless» (2013) y «Poisoned Altars» (2015), la banda ha ofrecido el coctel explosivo perfecto para misántropos. El arrebato de odio y desprecio que alimentará tu mente con ‘Clandestine Transcendence’.
En 2019, entregaron «Mysterium Tremendum”, un disco al que añadieron ciertos toques prog, una ambiciosa y aventurera meditación sobre la muerte que marcó el comienzo de una trilogía, y esa historia continuará en 2023 con «Clandestine Transcendence”.
A los cofundadores de Lord Dying, Erik Olson (guitarra, voz) y Chris Evans (guitarra), se unen Alyssa Mocere (ex bajista de Eight Bells) y Kevin Swartz (actual batería de Tithe). Producido por Kurt Ballou, guitarrista de Converge (High On Fire, Code Orange, Kvelertak), en sus estudios God City, «Clandestine Transcendence» se adentra aún más en lo más desconocido, repleto de riffs y vibraciones.
«Mysterium Tremendum» (que en latín significa «una tragedia impresionante» o incluso «una tragedia terrible») inicia una narración que gira en torno a una figura central a la que la banda llama «El Soñador», un tema conceptual que a veces puede sonar monstruoso, pero también lastimero y vulnerable.
Olson describe al “Soñador» como un ser inmortal que desea morir. En «Clandestine Transcendence» se cumple este deseo. «Este álbum trata de lo que ocurre más allá de la muerte», explica el cantante. Esta historia recorre toda la experiencia auditiva. La tensión, el drama y la atmósfera prevalecen en canciones como «The Universe Is Weeping» y «Unto Becoming”».
El alcance masivo y las voces melódicas del tercer álbum se amplían en «Clandestine Transcendence». La composición afilada que se basa en ganchos ayuda a empujar ambos extremos de la banda más allá de sus límites anteriores. En pocas palabras, el lado más tranquilo es aún más ensoñador; el lado duro es el doble de brutal.
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