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Motorpsycho, una de las formaciones más atractivas del heavy rock prog setentero, estarán en la Sala Dabadaba de Donostia el próximo 13 de septiembre. Entradas a la venta aquí.

Recordamos la reseña que hizo nuestro colaborador Robert Lucas del último trabajo de Motorpsycho, ‘The Crucible’. Disco a la venta en la tienda oficial de Stickman Records.

Se sumergen en el rock progresivo de los setenta con una maestría al alcance de muy pocos. Si eres amante de todo el árbol prog no deberías perder ‘The Crucible’.

Como si hubieran tomado el elixir de la eterna juventud, el trío derrocha inspiración y versatilidad en un trabajo que parece una continuación de su anterior disco ‘The Tower’.

Los propios músicos afirman que la incorporación a la batería del joven Tomas Järmyr, aportó un cierto enfoque distinto y fue un soplo de aire fresco que reflejan en sus composiciones. Su capacidad creativa parece infinita, y eso queda patente en los tres temas del álbum. Un disco en el que podemos encontrar muchas influencias de Yes, o de los King Crimson más experimentales. De aquellas cenizas, y de su particular forma de componer, crean un campo para la exploración de las nuevas generaciones.

Los potentes riffs de ‘Psychotzar’ nos lleva en volandas a espacios propios de Yes, en una personal visión del territorio hard progresivo en el que se están moviendo. Una atronadora base rítmica se ve violentada por los hirientes solos de la guitarra de Hans Magnus Ryan, mientras su voz ahogada sirve de bálsamo. Melodías de fácil digestión dentro de la complejidad innata del combo.

‘Lux Aeterna’, con cálidas voces que se inclinan a las sinfonías más apacibles, en las que el mellotrón, con su aura melancólica, evoluciona tras la calma y la belleza, a momentos de esquizofrenia paranoide que recuerdan a los King Crimson más experimentales, para regresar a escenarios sinfónicos con guitarras que aúllan en un canto de esperanza.

El punto culmen lo aporta ‘The Crucible’. Veinte minutos de viaje sinfónico que retratarían a algunas del rock progresivo setentero. Nuevamente ecos de los de Jon Anderson, en complejas estructuras con armonías llenas de magnetismo. Una música purificadora, generadora de dopamina, creando un monumental edificio sonoro lleno de experimentación. Motorpsycho se parecen a sí mismos, por muchas influencias que puedas percibir en sus temas.
Roberto Lucas

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