A 50 años de la publicación de la oscura placa ‘Song of the Pterodactyl’, del grupo sueco de jazz rock, Pop Workshop, por fin está disponible una edición en cd

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Una larga espera para un disco olvidado entre los mares de música que aún se encuentran por descubrir de épocas pasadas. Este increíble trabajo de jazz fusion, destaca por su mezcla de asimilaciones: el brío de la Mahavishnu Orchestra, la flexibilidad jazzística de Soft Machine y el fulgor del cromatismo de la era eléctrica de Miles Davis.

Editado en el año de 1974, los ocho temas que componen el álbum aún suenan atrayentes. ‘Song Of The Pterodactyl’, no sólo da muestra de las influencias de la banda, también exhibe el amplio conocimiento y entendimiento de las mismas. En el corte de apertura ‘Prehistoric Bird’, se exponen las tres fuentes de ascendencia del álbum, entre un momento inicial y uno final con fuerte sabor a la Mahavishnu Orchestra, se cuelan dos momentos intermedios, el primero con esencia a Soft Machine y el segundo con una fuerte sensación al cromatismo de Miles Davis. Por otra parte, la banda difumina estas influencias en ‘Dilema’ y las extiende en ‘Ozzy Bear’ y en ‘Kuyaviak Goes Funky’. En resumen, se trata de un álbum de muy buena manufactura, un digno sucesor de Vol. 1, primera producción discográfica del Pop Workshop.

Pero la gran sorpresa de ‘Song Of The Pterodactyl’, fue el invitado especial para la grabación, el prodigio de la batería: Tony Williams. El vertiginoso baterista que fue pionero en la fusión jazz rock a finales de la década de 1960, una figura mítica en el canon del jazz debido a su inmensa influencia. En palabras de Paul de Barros de Downbeat: “Tony Williams irrumpió en la escena del jazz en 1963 como un prodigio de 17 años con un estilo de batería volcánico y en toda regla que haría volar el sabor del hard bop por la puerta”.

Con 29 años a cumplir a la hora de su generosa contribución hacia el Pop Workshop, Williams ya era todo un veterano. A sus 15 años, Williams había alternado con nombres tan importantes como Sam Rivers, Gil Evans, Eric Dolphy, Cecil Taylor y Jackie McLean. Para los 17 años ya era el motor del segundo gran quinteto de Miles Davis, y para los 20, ya había publicado dos placas como líder de banda.

Siguiendo su travesía, a sus 24 años formó el Tony Williams Lifetime, una agrupación pionera del movimiento de la fusión, donde pasaron nombres tan destacados como el del guitarrista John McLaughlin, y el ex-bajista de Cream, Jack Bruce. Sobre el legado de Lifetime el baterista de Living Colour, Will Calhoun, señalaría: “The Tony Williams Lifetime fue una banda muy importante en la historia de la música jazz y rock. Tony fue el mejor mediador rítmico, combinando estos estilos de una manera inteligente y extremadamente hábil. Tony tenía la técnica de un maestro de la batería de jazz y el sonido y el ritmo de una leyenda del rock, y Lifetime creó un nuevo género musical…”.

Detrás de la disolución de este proyecto arribó una nueva encarnación, The New Tony Williams Lifetime, ahora con el flamante guitarrista Allan Holdsworth a bordo. Justo en esta etapa de recomposición del proyecto Lifetime, fue cuando devino la participación de Williams en ‘Song Of The Pterodactyl’.

Para la segunda mitad del año de 1974, William se encontraba en Estocolmo, con la intención de grabar. Holdsworth recordaría el suceso: “Tony me pidió que fuera a Suecia para grabar con él. Estaba Jack Bruce al bajo y Webster Lewis al órgano. Linda Logan, la novia de Tony en ese momento, cantaba. Grabamos un montón de canciones allí, pero no creo que el álbum haya salido nunca”.

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El material al que se refiere Holdsworth, se conocería como ‘The Lost Wildlife Sessions’ o ‘The Stockholm Sessions’, un álbum inédito hasta el día de hoy (aunque por fortuna disponible a través de la web). Estas sesiones históricas (por ser las primeras entre Williams, Holdsworth y Bruce), y la intervención del baterista con el Pop Workshop, son dos vínculos perdidos en la carrera de Williams. Uno inédito hasta mucho tiempo después y el otro olvidado entre los álbumes que aún hay por redescubrir.

Las sensaciones son encontradas ante esta reedición de ‘Song Of The Pterodactyl’. Por una parte, se trata de un bootleg (disco no autorizado), cuya fuente de audio proviene directamente de un vinilo y no de las cintas originales (si aún existen). Por el otro, sin esta reedición sería casi imposible obtener una copia física del material, cuyo costo por vinilo en buen estado supera los 200 dólares (aunque el audio está disponible vía streaming).
Christopher Rangel

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