La tradición celta y el folk británico se conjura con el rock creando las bases del género junto con Fairport Convention. Aunque los Steeleyes siempre desde la ortodoxia y una óptica más medieval.
Una institución del folk rock británico en las últimas cinco décadas, la larga e ilustre trayectoria del grupo está trufada de logros notorios, discos de éxito, premios del gremio y bolos con todo vendido. Sin embargo, críticos y fans están de acuerdo en que, ateniéndonos a los méritos del grupo, lo más jugoso suyo se enmarca en ese tríptico original de los primeros setenta, con los discos que grabaron antes de que el miembro fundador y leyenda del folk rock Ashley Hutchings tomara la decisión de abandonar la nave que tanto esfuerzo le había costado fletar. Ahora Cherry Red agrupa esos tres discos clásicos, para dejar constancia de la temprana evolución de una de las bandas más importantes y representativas del folk rock británico.
“No había nada similar en la época. Steeleye tenía un sonido totalmente único” Ashley Hutchings
El embrión de Steeleye Span fue una amalgama de amigos a la que es complicado poner fecha. El comienzo de este cuento posiblemente presentaría a Ashley Hutchings, uno de los grandes padrinos del folk rock británico, saliendo de Fairport Convention en el otoño de 1969. Pero lo cierto es que, cuando Hutchings solo empezaba a revolotear por la escena folk, otros nombres significativos en la historia del grupo ya se habían dado a conocer allí.
De forma paradójica, el nacimiento de Steeleye Span pudo estar en la negativa que recibió Hutchings cuando abordó a una pareja con la intención de formar un grupo. Hablamos del matrimonio Carole y Bob Pegg, que ya tenían un disco a su nombre, grabado en 1965para el sello Transatlantic, donde combinaban composiciones propias con un trabajo de rastreo digno de un doctorando para exhumar la música tradicional inglesa, adelantándose varios años a la entrada de Sandy Denny en Fairport Convention para emprender investigaciones similares. Los Pegg buscaban unir a las bandas locales de Yorkshire Dales de comienzos del siglo XX con el movimiento de rock psicodélico que traía otros sonidos desde Estados Unidos, y al final el matrimonio entabló una gran amistad con el círculo de Fairport Convention, entonces en formación, sobre todo con su bajista, Ashley “Tyger” Hutchings. “Siempre que Fairport tocaban en Leeds, Ashley se quedaba con nosotros”, rememora Bob Pegg. “Nos pasábamos horas y horas escuchando grabaciones que yo les había hecho a músicos tradicionales de Yorkshire Dales”.
1969 resultó un año convulso y traumático para los Fairport. El álbum ‘Unhalfbricking’ incluía ‘A Sailor’s Life’, que formateó en gran medida la plantilla básica del folk rock británico. No obstante, fue el auténticamente seminal ‘Liege And Lief’, publicado en diciembre de 1969, el que marcó la renuncia del grupo a su versión inglesa del sonido de la Costa Oeste, para abrazar a conciencia la canción inglesa tradicional. Pero en ese punto, Ahsley ya se había apeado del grupo, aún convaleciente y conmocionado, física y mentalmente, tras el grave accidente en la carretera en el que habían perdido la vida el batería de la banda, Martin Lamble, y la novia de Richard Thompson, Jeannie Franklin.
La salida de Hutchings de Fairport se achacó al deseo de este para profundizar en las aguas tradicionales de ‘Liege And Lief’, algo que chocó con la visión de otros miembros del grupo, que veían ese álbum más como un experimento curioso pero aislado. “Yo sentía esa necesidad de ahondar en todo eso”, admitiría Hutchings. “Para mí era dejar aquella senda demasiado pronto, una senda que me estimulaba de verdad”.
Ashley empezó entonces la tarea de hallar músicos con esos mismos anhelos. Una de sus bandas favoritas del momento era el tristemente subestimado trío inglés Sweeney’s Men, que acababa de romperse. Hutchings se pasó el otoño de 1969 intentando insuflar nueva vida a esos despojos recientes, pero a esas alturas la relación entre dos de los miembros del grupo, Johnny Moynihan y Terry Woods, se había deteriorado hasta un punto sin resurrección posible. El bajista, tras reconocer que esa misión para reflotar a un náufrago era imposible, concentró todas sus energías en empezar una nueva banda desde cero. Y sus miras pronto estuvieron puestas en el matrimonio conformado por Bob y Carole Pegg…
Por David Wells (puedes seguir leyendo este magnífico ensayo en el número de Junio de la revista This Is Rock).
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