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Uriah Heep | Ciudadela Tierra de Rock | Pamplona

En plena vorágine de eventos, festivales y celebraciones multitudinarias se convocó a la parroquia rockera norteña a la Ciudadela de Pamplona. Una fortificación destinada a proteger al Reino de Navarra, convertida en auténtico oxígeno para la capital, y en lugar de celebraciones como el “Ciudadela: Tierra de Rock – Rok Lurraldea», que contó con Status Quo, Uriah Heep, Kadavar y Jared James Nichols.

Uriah Heep en el hard rock es como un desayuno de salchichas, huevos y alubias, o el rosbif de buey, no hay banda que transpire mejor ese sabor británico de vieja escuela. Un plato servido amplio de exquisiteces, desde el hard al heavy rock pasando por elementos progresivos. Tuvieron que vivir a la sombra de Led Zeppelin, Black Sabbath y Deep Purple, incluso algunos llegan a ver erróneamente en ellos una versión menor de los Purple, pero la banda del guitarrista Mick Box es muchísimo más. Además de tener un pasado brillante a nivel musical con sus obras con David Byron y Ken Hensley, en su devenir nunca ha cesado de asombrar y enriquecer su sonido reconociendo la actualidad que les rodea. Para ello han contado en sus filas con algunos de los más ilustres del rock como Lee Kerslake, Gary Thain, John Wetton, Trevor Bolder, Chris Slade, Bob Daisley, Phil Lanzon… No han tenido miedo a los tiempos adaptándose a ellos, ofreciendo discazos como ‘Abominog’ con Peter Goalby a la voz, o ‘Raging Silence’ debut del canadiense Bernie Shaw como frontman. Y al igual que sus vecinos Magnum, en sus últimas obras de estudio mantienen un nivel de calidad envidiable para cualquier banda con 50 años de historia.

La primera visita al País Vasco de Uriah Heep con Byron fue en junio de 1976 en La Casilla de Bilbao en la gira ‘High And Mighty’, tras varios tours a nivel nacional volvieron en 1990 a la Sala Txibisto de Bergara, y seis años más tarde a la vitoriana Elefante Blanco. Mi primer encuentro con Uriah Heep, si no recuerdo mal, fue en 1997 en Osoppo (Italia) en el Biker Fest, con la guerra yugoslava aún caliente a unos pocos kilómetros. De ambos conciertos no tengo más que gratos recuerdos, y en los posteriores siempre han sido una banda más que efectiva. No van rodeados de un halo de mito ni leyenda, ni han tenido a ningún guitarrista maligno en sus filas, por no tener, no tienen ni hipsters que mencionen cada dos por tres y no se diseñan camisetas con sus canciones, pero siempre acabas sus conciertos con una total sensación de satisfacción, y no son muchos los que pueden decir algo similar. Nunca defraudan, y esta vez no fue distinto, con Bernie Shaw como maestro director en escena, y Mick dirigiendo a la banda. Fueron la razón de que muchos nos convenciéramos de asistir a la Ciudadela, y pese a que su repertorio basado en clásicos supo a poco, y que alguna incidencia técnica con Bernie (que para nada se apreció en el sonido al público) nos restó a ‘The Wizard’, fue lo mejor del sábado. Por poner un pero de freak, es una pena que no se acuerden de ‘Abominog’, pero tuvimos el guiño a ‘Sonic Origami’. Espero que pronto volvamos a verlos a ellos solos llenando como se merecen alguna de nuestra salas.
(JC) (Fotografía JC Pérez)

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