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1974 Apoteosis John Mayall en Irún

En nuestros viajes al pasado de la historia del rock y de This Is Rock, recuperamos el artículo con el que Don Sincero recordaba el concierto de John Mayall en Irún en 1974.

Un tiempo breve en el que Irún era más a nivel rock de lo que lleva siendo desde hace 20 años de absoluto paludismo landista. Tiempos en los que se pudo disfrutar de pocos pero memorables eventos internacionales de verdadero prestigio como Rory Gallagher o Whitesnake, y que tuvo su réplica a finales de los noventa y principios de los 2000 gracias a las giras de metal extremo que pasaron por el Tunk. Ambos fruto del pertinaz esfuerzo de promotores locales luchando en épocas distintas con el mismo muro. A partir de ahí, víctimas de la metalidad localista contumaz y persistente, los escenarios de Irún son mero justificante para contentar micro y macro egos locales, contorsionistas del peloteo y bandas de mediopelo a coste deluxe. Así que mejor recordar lo bueno aunque fuera hace décadas.

This Is Rock, This Is Metal, Especiales a la Venta

“Apoteosis John Mayall en Irún en 1974”

Con semejante titular habría sus páginas los diarios de la provincia al día siguiente, haciéndose eco del éxito obtenido por el «gran padre blanco del blues», en su recital ofrecido en la ciudad fronteriza en el Frontón Uranzu un 25 junio de 1974.

Ciertamente y situándonos hace casi 50 años John Mayall con sus dos piernas fracturadas recientemente en un accidente, emprendía una larga gira por la península ibérica en el mes de junio que le llevaría a visitar plazas como Barcelona (15), Valencia (17), Sevilla (19), Madrid (21), Zaragoza (22), Pamplona (24) hasta llegar al motivo de la presente crónica.

John Mayall venía precedido por una crítica tal que lo aupaba ya entonces a la categoría de gran mito de la música. Nacido en Manchester el 29 de noviembre de 1933, llevaría entonces 18 años en la música como profesional, y a lo largo de ellos, los mejores músicos jóvenes habrían pasado por su orquesta, constituyéndose ésta en una auténtica escuela de músicos de calidad.

De entre los numerosos virtuosos que hasta entonces habrían participado de su historia y por tanto de su éxito destacaríamos a Eric Clapton, Jack Bruce, Ginger Baker, Keef Hartley, Larry Taylor, Peter Green, John McVie, Mick Taylor, etc.

Su música se situaría a caballo del pop, jazz y sobre todo del blues. Los instrumentos utilizados por Mayall entre otros: guitarra, bajo, piano, órgano y armónica. En continua experimentación y rodeándose de músicos dispares, a los que siempre permitía dar rienda suelta a la improvisación y la aportación ideas originales. Es así como Mayall alcanzaría un reconocimiento como pocos músicos hayan podido lograr. Sin dejar de lado el hecho de que ya en el 74 sus discos superaban la treintena, y todo ello en menos de 15 años de actividad.

Tan solo había actuado en una ocasión por aquí, en mayo de 1972, concretamente en el Palau de Barcelona, y lo había hecho obteniendo un éxito sin precedentes tanto de crítica como de público.

La banda que se presentó en su recital irunés estuvo compuesta por Soki Richardson a la batería; nacido en Louisiana y componente entre otras de la formación que acompañaba a Ike & Tina Turner, con losque estuvo durante largos años. Red Holloway, saxos, órgano y voces; nacido en Arkansas y acompañante entre otros de Chuck Berry y Duke Ellington. Larry Taylor al bajo, sin duda uno de los mejores instrumentistas del blues rock de los USA. Nacido en Brooklyn, pronto se trasladaría a California donde finalmente recalaría en el 67 con los fabulosos Canned Heat, siendo durante años uno de sus pilares. Randy Resnick, guitarra, nacido en Minneapolis y el más joven del grupo, no por ello exento de una gran experiencia, participando junto a John Lee Hooker y Freddie King entre otros. Hi Tide Harris a la guitarra, nacido en San Francisco y como el resto de la banda con un extenso historial. Como podemos apreciar, todos los acompañantes del bluesman británico eran americanos en esta ocasión.

El espectáculo programado para el anochecer había despertado un interés extraordinario, que ocasionó el que el recinto deportivo se llenara totalmente. La picaresca de las entradas falsas hizo su aparición, de repente empezaron a aparecer algunas correspondientes al concierto celebrado el lunes en Zaragoza; tal vez algún revendedor se quedó con ellas en el bolsillo y vino a Irún a hacer negocio. Los organizadores se portaron correctamente y dejaron pasar a las víctimas de esta treta.

A eso de las ocho y media los aplausos, y las voces de cerca de 3.000 admiradores, muchas de ellas con acento francés, recibían al músico como a un ídolo. La presentación, el escenario, todo preparado de una sencillez inusual, sólo valía la música, una música jamás escuchada por aquí.

El público con naturalidad y gran interés siguió de cerca al grupo, quizá por estos síntomas además de por su propio sonido, pudimos calibrar la calidad del conjunto y la del propio Mayall. Se pudieron escuchar la totalidad de los títulos que conformaban su disco reciente ‘Latest Edition’ (Polydor 1974), grabado en Los Angeles entre marzo y abril de este mismo año. Así mismo, versiones de temas conocidos de años atrás hasta llegar a las dos horas de concierto previstas. Al terminar el público quedó muy satisfecho, Mayall fue rodeado, asediado, conocido en persona; con un aspecto muy distinto al de las portadas de los discos.

Atrás quedaban los ecos de los buenos guitarristas solistas en un frontón vacío; las notas del saxo de Mr. Holloway; sus solos flotaran entre esas viejas paredes del frontón para siempre; la rítmica contundente de Soko Richardson, el bajo impresionante (creo recordar que era la primera vez en ver y escuchar un bajo Fender Precision sin trastes en un escenario) y en manos de un Larry Taylor, «que se sale». ¡Qué más podemos pedir!

Aquí en Irún finalizó la gira. Me dijeron que el grupo se disolvía hasta que se planteasen nuevos conciertos. Comentaron también que John Mayall con aire de bohemio del siglo X iba a perderse por el mundo anónimo de los campings.

Pero antes estuvimos esa noche cenando en Hondarribia, los organizadores del Centro Musical Irunes y los componentes del conjunto. Los locales celebramos los buenos resultados del acontecimiento y me supongo que ellos el fin de un largo y exitoso tour que les llevaría a unas merecidas vacaciones.
Don Sincero

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