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El 25 de julio se cumplen cuatro años de la muerte de uno de los más grandes guitarristas de la historia del rock: Peter Green.

“Decibelica

Una estrella fugaz que ganó gran velocidad a finales de la década de los 60 y se consumió en el firmamento dejando brillantes rayos de luz nocturna. Como bien fue señalado por la revista Mojo: “A los 22 años Peter Green lo tenía todo: fama, fortuna y una reputación como el más conmovedor de los dioses de la guitarra. Y luego, muy deliberadamente, se dispuso a destruirlo todo.”

El ascenso del señor Green a la cúspide del mundo del rock fue tan veloz como la vertiginosa década de los 60 lo requería. En tan sólo un par de años tránsito de tocar el bajo en bandas como The Dominoes y The Tridents, ha tocar la guitarra en Peter B’s Looners, con quien grabó su debut discográfico, el sencillo: ‘If You Wanna Be Happy’ (cara A) y ‘Jodrell Blues’ (cara B), instrumentales que dieron muestra de su buenas hechuras a las cuerdas. Para ese mismo año de 1966, con tan sólo 19 años de edad, sustituyó de manera definitiva a Eric Clapton como guitarrista principal de los Bluesbreakers, con quien registró el álbum ‘A Hard Road’.

Suplir a Clapton no fue tarea sencilla, antes de entrar a los estudios con los Bluesbreakers, tuvo que demostrar que era el digno sucesor de quien entonces era considerado como “Dios”, ganando su lugar en una serie de conciertos en el año de 1965. Cómo destacó el reportero de la BBC, Mark Savage: “Los fanáticos no estaban convencidos al principio, pero después de un puñado de actuaciones incendiarias, se los ganó, conquistando el apodo de ‘El Dios Verde’”. Por Green transitaban parte de las mismas influencias de blues que nutrían a Clapton: Muddy Waters, BB King, Freddie King, entre otros. Aunque en su afluente también corría el legado de Hank Marvin de The Shadows y los sonidos tradicionales de su herencia judía.

Si existían reservas al respecto de Green, como la zozobra que causó al productor Mike Vernon el no ver a Clapton para el inicio de las sesiones de ‘A Hard Road’, todo quedó disipado tras escuchar el resultado final. Green no sólo tocó con fluida solvencia, también colaboró con dos temas de su autoría, entre ellos el expresivo ‘The Supernatural’. Las palabras dichas por John Mayall al productor al no ver a Clapton, tomaban justa dimensión: “No te preocupes, tenemos a alguien mejor. Puede que ahora no sea mejor, pero espera, él va ser él mejor.”

Para 1967, Green abandonó los Bluesbreakers de John Mayall, emprendiendo así el camino en formar la banda con quien a la postre construiría su legado: Fleetwood Mac. Entre 1967 y 1970 (año en que abandonó la banda), Green ascendió al cenit de los guitarristas del rock. Como bien lo destacó el crítico Mark Allan: “Green estaba en su apogeo en los álbumes ‘Mr. Wonderful’, ‘English Rose’, ‘Then Play On’ y una grabación en vivo en el Boston Tea Party”.

“Un blues no tiene por qué ser una progresión de 12 compases, puede cubrir cualquier secuencia de acordes musicales” Peter Green

La evolución musical de Green fue notable, expandió su visión del blues como ente primario. En 1968 diría: “Un blues no tiene por qué ser una progresión de 12 compases, puede cubrir cualquier secuencia de acordes musicales. Para mí, el blues es algo emocional. Si una canción tiene la emoción y el sentimiento adecuados, la acepto como un blues”.

Esta concepción fue lo que le condujo a extender los límites en una era donde la experimentación en la música era la norma. En Fleetwood Mac (Green nombró a la banda en honor a su sección rítmica: el baterista Mick Fleetwood y el bajista John McVie), había cabida desde el blues y el rock and roll, hasta el rock de altos vuelos del señor Green. Con Jeremy Spencer (guitarrista, pianista y vocalista), Green compartía su amor por el blues y el rock & roll; mientras que con Danny Kirwan (guitarrista y vocalista), Green encontró una contraparte creativa con quien en las presentaciones en vivo podía embarcarse en efusivos duelos de guitarras y grandilocuentes jams.

Si bien el ascenso de Fleetwood Mac, fue una labor de conjunto, las composiciones de Green fueron las que pusieron a la banda en el mapa musical. El instrumental ‘Albatross’, fue el primer sencillo número uno para la banda en el Reino Unido. Una dulce y melancólica pieza que inspiró el tema ‘Sun King’ de The Beatles grabado en 1969. Pero también sobresalen: ‘Black Magic Woman’, cuya magia radica tanto en la expresiva voz de Green como en sus ardientes solos de guitarra.

Dos años después de su publicación en el año de 1968, la version que hiciera Carlos Santana pasaría trece semanas en la lista Hot 100 de Billboard. Ese mismo año de 1968, también arribaría ‘Stop Messin’ Round’, un blues muy en la vertiente del sello Chess, un antecedente del álbum que grabará la banda con las estrellas del blues de la ciudad de los vientos bajo el nombre Blues Jam in Chicago.

El introspectivo pop rock ‘Man Of The World’, fue otro éxito que escaló a lo alto de la lista de sencillos en el Reino Unido, manteniéndose catorce semanas en la lista del año de 1969. La misma suerte corrió ‘Oh Well’, sólo que permaneció dieciséis semanas en la lista a finales de aquel año de 1969; aunque también fue su primer sencillo en llegar al Hot 100 de Billboard en Estados Unidos. Una pieza dividida en dos partes (una por cada cara del sencillo), una con el vértigo propio del blues rock y la otra con un tono reflexivo de ensoñación. Por su parte, ‘The Green Manalishi’, un oscuro corte de hard rock que se coló entre los diez primeros puestos de la lista de sencillos del Reino Unido en 1970; fue el tema que marcó la salida de Green de Fleetwood Mac.

Green buscaba un cambio y así lo dijo a New Musical Express: «Quiero cambiar toda mi vida, realmente, porque no quiero ser parte del mundo condicionado, y en la medida de lo posible, estoy saliendo de él”. Aunque venía modificando su vida desde años atrás, cuando Fleetwood Mac cruzó su camino con The Grateful Dead, en lo que fueron sus primeras giras por los Estados Unidos. Green entró en contacto con Jerry Garcia y el mundo musical basado en la improvisación de The Dead, al igual que con el proveedor particular de LSD de la banda de la bahía de San Francisco, el ingeniero de sonido Owsley Stanley.

Según el crítico Roger W. Dopson, Green “se expuso a un viaje musical completamente nuevo a la par de dar el primer paso en la pendiente resbaladiza que supuso el uso del LSD”. Después de aquel primer contacto con la sustancia psicodélica, Green se adentró cada vez más en el consumo de LSD y mescalina. Su carácter cambió drásticamente tomando una suerte de “cristianismo influenciado por el budismo” como postura muy particular de ver el mundo.

En sus últimas presentaciones con Fleetwood Mac, su vestimenta era de lo más excéntrica: túnicas blancas, huaraches de piel y un crucifijo colgado al cuello; una especie de Jesucristo del rock. Por medio del LSD, Green buscaba expandir su conocimiento, situación que lo llevó a la debacle a principios de 1970; en 1996 en entrevista para Mojo, reflexionó al respecto: “Yo quería la sabiduría del LSD pero no pude volver atrás”. Estando de gira por Europa con Fleetwood Mac, durante su estadía en Munich, se fue de visita a una comuna hippie atiborrandose de sustancias e improvisando a la guitarra. Desapareció por tres días hasta que Mike Fleetwood y el equipo de gira de la banda fueron a su rescate.

Años después, Fleetwood diría en entrevista: “Peter Green nunca volvió a ser el mismo después de eso”. A casi un mes del evento de Munich, confeccionó su última canción con la banda: ‘The Green Manalishi’, una metáfora que consigna los males del dinero. En palabras de Green: “El Manalishi Verde es el fajo de billetes, el diablo es verde y me perseguía”. Poniendo esto en contexto, es posible entender mejor las exhortaciones que hacía a sus colegas de banda para que donaran sus ganancias a la caridad. En otras de su declaración de principios de la década de 1970, manifestó: “Tengo que hacer lo que Dios quiere que haga, iniciar algún tipo de acción positiva… No me preocupa si eso significa que desapareceré de la vista del público; es mejor dar un buen ejemplo”.

Tras dejar Fleetwood Mac, la carrera de Green fue una sombra de resplandores pasados. La década de 1970 fue sumamente convulsa. Tras la edición de su álbum ‘The End of The Game’, un trabajo basado en la improvisación y del cual diría en entrevista para la revista Mojo: “Estaba tratando de alcanzar cosas que antes no podía, pero que había experimentado a través del LSD y la mescalina”. Pudo colaborar en algunas fechas en vivo con Fleetwood Mac, antes de alejarse de los escenarios.

Por esa época, regaló las ganancias de sus regalías y vendió sus guitarras; entre ellas la “Greeny”, su Les Paul de 1959, el instrumento principal que ocupó desde su etapa con los Bluesbreakers hasta su era dorada con Fleetwood Mac. La guitarra que consolidó su sonido, aquel que cautivo a BB King y le llevó a expresar: “Tiene el tono más dulce que jamás haya escuchado. Fue el único que me dio sudores fríos.” “Grenny”, con su tono distintivo debido al desfase magnético que producían las pastillas instaladas al revés, fue vendida al guitarrista Gary Moore (el instrumento actualmente está en manos de Kirk Hammet, guitarrista de Metallica).

Más tarde en esa década, según lo informado por Mark Savage, “fue diagnosticado con esquizofrenia inducida por drogas, pasando largos períodos en hospitales psiquiátricos y sometiéndose a terapia electroconvulsiva”. Pero no todo fue tan malo, Green continuó entrando a los estudios de grabación respaldando a distintos artistas. A la postre fue lo que le permitió regresar con su segunda producción discográfica, ‘In The Skies’, a finales de la década de 1970.

En las siguientes décadas Green se mantuvo activo. Durante los 80, continuó publicando álbumes bajo su nombre y para los 90, consiguió conformar el proyecto Peter Green Splinter Group, con quien editó ocho discos entre 1997 y 2003. En 1998 fue inducido al Salón de la Fama del Rock and Roll, como miembro de Fleetwood Mac. Por si fuera poco, en 2003, se dio el tiempo para gestar la banda de gira Peter Green & Friend.

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Detrás de su ruptura con Fleetwood Mac, las cosas no fueron sencillas en cuestiones musicales; los estragos de la adicción, la enfermedad y la rehabilitación causaron estragos en sus habilidades, no obstante, por momentos daba destellos de su antigua brillantez. Quizá la mejor manera de recordar al “Dios Verde” de la guitarra, sea mediante las palabras vertidas al periódico británico Record Mirror: “No significa nada, tocar rápido. Me gusta tocar despacio y sentir cada nota, viene de cada parte de mi cuerpo y mi corazón y llega a mis dedos. Tengo que sentirlo de verdad. Hago que la guitarra cante el blues.”
Christopher Rangel

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