El grupo de rock alternativo Beetle Judge celebraba en el Auditorio de Cabanela, en Ribadeo, su 25 aniversario.
El grupo de rock alternativo Beetle Judge celebraba en el Auditorio de Cabanela, en Ribadeo, su 25 aniversario. Un cuarto de siglo de historia para una formación que puso a la costa lucense en los mapas del rock en la recta final de los 90.
Hace unas semanas vi publicado el cartel que conmemoraba el 25 aniversario de Beetle Judge como grupo y me di cuenta de que el reloj no espera por nadie. El tiempo, que es un bien equitativo, hace que todos contemos con los mismos minutos a lo largo de las 24 horas que dura un día.
Luchando contra ese concepto, hace 25 años, unos chicos del costero pueblo de Ribadeo se afanaban para que sus días durasen el mayor número de minutos posibles para alcanzar la meta de grabar un disco y hacer conciertos. Rozando apenas la mayoría de edad, algunos por encima y alguno por debajo, llegaron a su primer objetivo. Grabaron, tras demostrar sobre los escenarios que su actitud era tan real que no cabía ni el primer gesto fingido, un disco que puso patas arriba el rock alternativo del país.
Y es que a base de convencimiento, llegaron a pasear sus canciones por escenarios de toda la Península, incluyendo actuaciones en el Doctor Music Festival. Los Hijos de la Máquina de Ácido basaron sus letras en las películas de serie B, ambientaron con un gusto tenebroso sus composiciones y ganaron en la zona tanto seguidores como detractores, sobre todo entre aquellos que no conseguían entender esa máxima del rock ’n’ roll, la de pisar las tablas y convertirte en estrella del rock por unos minutos.
Pero el tiempo, ese recurso disponible para aquellos que respiran, no se detiene, y el furor inicial de Beetle Judge se fue diluyendo. Aunque no del todo. En 2019 volvían a la carga, presentando un EP. ‘Un Paseo por las Nubes’ para quienes recordábamos haberlos visto en nuestra adolescencia, y en la suya propia.
Ahora, pandemia mediante, llega su 25 aniversario como banda, y el Concello lucense de Ribadeo, uno de los ayuntamientos que más y mejor han sabido prestar atención al movimiento musical de sus vecinos (quizás el único, junto a Viveiro y su Resu), brindan al grupo la oportunidad de celebrar este cumpleaños en uno de los mejores rincones, el icónico Auditorio de Cabanela, una playa natural transformada en lugar de actuaciones.
Todos los que entonces los veíamos ejecutar su mezcla de estilos, recogiendo lo oscuro de Alice in Chains, la dinámica de Jane’s Addiction y la puesta en escena del alternativo americano, volvíamos a encontrarnos en Cabanela. El tiempo, que no es un bien acumulable, llevó hasta el lugar incluso a una nueva generación que, posiblemente, vivían esta noche su primer concierto de rock.
La formación ribadense abrió, una vez más, el Tarro de Moscas que Layne y Cantrell dejaron sobre un estante hace años, y sumergiendo de nuevo en oscuridad la Ría, volvieron a enfundarse su piel de directo. De nuevo, el tiempo, que ni se presta ni se ahorra, les ha sentado muy bien a aquellos temas grabados hace 24 años, puestos a punto en el local de ensayo, suenan como compuestos en la actualidad.
Los clásicos del lejano ‘Sons of the Acid Machine’ cogidos de la mano de obras tan recientes que aún no se han registrado siquiera. Hubo momentos para que los sintes dieran un nuevo fondo a sus canciones, momentos en que las guitarras dibujaran líneas que se acercan más a A Perfect Circle que al alternativo noventero, batería y bajo midiendo los medios tiempos con precisión, voces más calmadas abriéndose a nuevos registros.
También ellos han sabido aprovechar para perfilarse como músicos todo este intervalo. Y de músicos se rodearon. Varios invitados de otras bandas locales subieron uno tras otro al escenario, a tocar canciones propias, e incluso alguna versión, como ‘Rooster’, llevada al terreno idóneo para un disfrute general.
No faltaron los amigos, pero ¡qué clase de celebración hubiera sido sin los amigos! Tampoco faltó una pequeña barra de bar, exactamente por el mismo motivo. Al final de las dos horas para conmemorar el momento, quedaron los mensajes de cariño entre el grupo y público, los recuerdos para quienes apoyaron sus inicios, los que nunca fallaron, y los que, de una manera u otra, acompañaron al Juez Escarabajo en este cuarto de siglo.
Bloody Bunny (Fotografía Rafa Millares)
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