De vuelta en las pútridas miasmas del tiempo, el underground lanzó un regüeldo con su máxima expresión de desafío impío. Al frente el blasfemo, violento y perturbador Glen Benton, protagonista con Deicide en la revista This Is Metal.
De vuelta en las pútridas miasmas del tiempo, el underground lanzó un regüeldo con su máxima expresión de desafío impío. Al frente el blasfemo, violento y perturbador Glen Benton, protagonista con Deicide en This Is Metal. Una época irrepetible compilada en un espectacular triple cd digipak, conlos primeros años de la banda con Roadrunner Records.
“Tripas de cerdos y demás casquería fue mi introducción al mundo de Deicide” Scott Burns
El death metal estaba en su apogeo cuando Deicide erupcionó en la conciencia metálica, con su álbum de debut, en los albores de la década final del siglo pasado. La comunión de almas con otras pérfidas entidades era obvia: con bandas pioneras del death como Obituary, Morbid Angel y Cannibal Corpse. Pero el cuarteto de Florida estaba claro que iba a descollar aparte, por varios motivos.
El primero, nadie sonaba como Deicide. Ésa era la verdad irrefutable que alentaba al cazatalentos de Roadrunner, el ínclito Monte Conner, cuando fichó a la banda tras haber oído sus maquetas primigenias con producción de Scott Burns (cuando la banda aún mantenía el nombre de Amon). Porque a pesar de exhibir un ADN cercano al de sus congéneres generacionales del underground, la porfía de Deicide para vomitar la música más blasfema, violenta y devastadora técnicamente los hacía únicos desde su primer bautismo.
En la actualidad, varias canciones de esas demos siguen siendo consideradas por mucha gente auténticos himnos del death metal, con una magia primitiva que la banda supo preservar cuando se volvió a meter en los legendarios Morrisound Studios para grabar su debut ‘Deicide’, disponiéndolo todo en una plataforma sónica más osada y aplastante, en lo que constituye uno de los debuts más geniales de toda la historia del heavy metal.
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