Desde las entrañas del black metal noruego surge Dold Vorde Ens Navn que presenta ‘Mørkere’, un álbum de black metal noruego contemporáneo con una orgullosa herencia que se sostiene por sí mismo, y está más que preparado para pasar la prueba del tiempo.
Dold Vorde Ens Navn ha nacido de la amistad de veteranos de la escena del black metal noruego que han sido o son miembros de formaciones como Dødheimsgard, Ulver, Satyricon, Ved Buens Ende y Strid. Todo ello con el objetivo de crear la música que aman y quieren tocar.
El primer álbum de Dold Vorde Ens Nav, ‘Mørkere’, es un ejemplo de ello. La perspectiva de este álbum, en el verdadero espíritu del black metal, se ha expandido en algo que está ligado a sus raíces, pero que al mismo tiempo va más allá de ellas. ‘Mørkere’ ofrece un diálogo entre el pasado y el momento presente. El black metal es un pacto. Es el abismo que mira también, para canalizar toda su fuerza, exige algo a cambio.
Para sus dos fundadores, la banda fue inicialmente una oportunidad de reavivar una pasión que para ellos había permanecido dormida durante dos décadas. Dold Vorde Ens Navn partió de la más simple de las propuestas: dos viejos amigos, Haavard Jørgensen y Kai S. «Cerberus» Halvorsen, se reunieron tomando unas copas y decidieron grabar un tema juntos por diversión. Ambos tenían una profunda historia en la segunda ola del black metal noruego, que llegó a su infausto esplendor a principios de los 90. Haavard había tocado en la banda de death metal Eczema, que luego se convirtió en Satyricon, antes de unirse a unos entonces nacientes Ulver en 1993. Kai había sido ingeniero de sonido en el estudio S.R.F. de Oslo que acogió a bandas como Dimmu Borgir, Aura Noir, Ved Buens Ende y Dødheimsgard, uniéndose brevemente a estos últimos en la batería para los primeros ensayos, antes de volver como bajista en su EP de 1998, ‘Satanic Art’.
Inicialmente, para las letras, el dúo fundador recurrió a un viejo amigo de Cerberus, antiguo compañero de banda y colega en S.R.F., el líder de Dødheimsgard, Yusaf «Vicotnik» Parvez – un artista cuya presencia continua en la escena del black metal ha demostrado ser transformadora. Tanto la banda que lideraba desde 1994 como a la que se unió ese mismo año, Ved Buens Ende, se habían transformado en entidades volátiles y vanguardistas que escribieron una hebra de código deshonesto que todavía está incrustada en el ADN del movimiento.
Acompañados por el último fichaje de Dødheimsgard, el batería de Nidingr Øyvind Myrvoll, Dold Vorde Ens Navn se puso a grabar el EP de debut, ‘Gjengangere I Hjertets Mørke’ de 2019. Era en parte un testimonio de la escena que había definido su juventud. Pero a pesar de toda su inmediatez, albergaba dentro de sus desenfrenos de pararrayos y sus volátiles diatribas de profeta apocalíptico, un guiso de idiosincrasias, indicios de un mayor alcance sónico y perspectivas emocionales desgarradas.
Aunque el sonido de ‘Mørkere’ tiene sus raíces en el black metal de los 90, ese terreno ha demostrado ser abundantemente fértil, permitiéndole tanto una rienda libre y expresiva como un punto central alrededor del cual navegar, tomar impulso y desviarse una vez más hacia nuevos terrenos sónicos.
La gama de dinámicas y texturas a lo largo de ‘Mørkere’ –las escaladas dramáticas y la disciplina con la que se aferran a un ritmo; la utilización de surcos de ritmo medio que se hacen apasionantes por la convicción que los impulsa; y los cambios de tono que resultan tan imprevistos y holísticos como un frente meteorológico– no son sólo la marca de una banda en pleno control de su arte. Son etapas de un viaje emocional meticulosamente trazado a través de rutas escénicas que conducen a pastos inesperadamente gratificantes. Incluso en términos puramente sonoros, ‘Mørkere’ tiene una historia que contar.
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