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Tras la publicación de los ‘Behind The Sun’ y ‘August’ a mediados de los ochenta, muchos fans se sintieron decepcionados por el giro pop que había tomado la carrera de Clapton. Sin embargo, ‘Journeyman’ llevó a este viajero a la senda del rock, y lo que es más importante del blues.

Explicaba Clapton: “1989 fue trascendental para mí, tanto personal como a nivel profesional. Después de doce estupendos conciertos en el Royal Albert Hall, hice el álbum más honesto y satisfactorio en muchos años, y me enamoré al mismo tiempo … resultó que el álbum sobrevivió más tiempo que el romance”.

El romance al que hacía referencia no era otro que la relación que tuvo con Carla Bruni, que a finales de ese mismo año ya estaba en los brazos de Mick Jagger. Un apesadumbrado Clapton contaba en su autobiografía todo lo sucedido “recuerdo decirle a Mick Jagger ‘Por favor Mick, ésta no. Creo que estoy enamorado’. Fue solo cuestión de días que empezasen una relación clandestina, la decepción de su aventura abrió una profunda brecha entre ambos, y durante un tiempo me resultó difícil pensar en él sin resentimiento”. Aunque, tiempo después, todo volvería a su cauce e incluso se mostraría agradecido por lo sucedido “más tarde sentí gratitud y compasión hacia él, primero por liberarme de una condena segura, y segundo porque aparentemente sufrió a su lado la misma larga agonía”.

Por otro lado, también se cerró el círculo de otra relación mucho más duradera, problemática y profunda cuando se consumó ese mismo año el divorcio con Pattie Boyd. Sin embargo, en este caso siguió existiendo contacto entre ambos tal y como recordaba Pattie “a veces venía a recogerme a mi piso y me llevaba a comer. Me sorprendió la diferencia en él. Estaba sobrio y decía: ‘Te recogeré a las doce y media’, y estaba allí en punto. En los viejos tiempos, la hora hubiese dado lo mismo. Ahora, todo lo relacionado con él era preciso y organizado. Era una persona distinta a la que había vivido conmigo, y sentí un gran amor por él, aunque ningún deseo. Creo que él sentía lo mismo por mí. Disfrutaba almorzando conmigo y todavía me amaba, pero no estaba tratando de seducirme”. Ese sentimiento que todavía tenía Clapton hacia Pattie se plasmó en el álbum con una nueva canción dedicada a ella, como veremos más adelante.

Pero lo más importante es que Clapton había recuperado energías y, además de Pattie, los propios músicos se hacían eco de este hecho. El teclista Greg Phillinganes afirmaba que “mostraba una notable devoción por el trabajo que tenía entre manos”. Mientras otro músico de la banda señalaba que “estaba más centrado que en álbumes anteriores”. El propio Clapton reconocía que había recuperado facultades “mis dedos de repente parecen más fuertes que nunca. Me parece que ahora estoy estirando, como, cinco trastes, que es más de lo que normalmente hago, y sosteniéndolo. Estirándolos allí y luego obteniendo vibrato, que es algo que nunca antes había podido hacer”.
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