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New England para muchos es la génesis de Alcatrazz por la presencia de Gary Shea y Jimmy Waldo, otros les recuerdan por hits AOR como ‘Don’t Ever Wanna Lose Ya’ o ‘Hello, Hello, Hello’. Era el momento de que ocuparan un lugar muy especial en el número de este mes de This Is Rock.

New England Pomp rock, power rock intensamente melódico o hasta power pop, el caso es que es una de esas bandas especiales que pese a tener de manager a Bill Aucoin de Kiss, y productores como Paul Stanley, Todd Rundgren y Mike Stone, se quedaron en el vagón de culto.

La expresión “de culto” es un buen comodín, cuando se quieren tapar carencias. Demasiadas veces es algo que se ha aplicado a bandas con escasa repercusión, y que frente a eso cuentan con una vociferante minoría seguidora que se niega a aceptar el trato injusto dado a sus héroes. En contadas ocasiones, este espíritu de contradicción cobra un significado mucho más allá de todo esto. Una de esas ocasiones, sin duda, es el caso de New England.

Uno es libre de adjudicarles los apelativos que se quiera: pomp rock, un power rock intensamente melódico o hasta power pop… el hecho es que estos cuatro músicos procedentes de la zona de Boston merecen que se les reconozca como una de esas bandas especiales que, entre finales de los setenta y principios de los ochenta, podrían (y deberían) haber definido la música de la época. Con el guitarrista y vocalista solista John Fannon, el teclista Jimmy Waldo, el bajo Gary Shea y el batería Hirsch Gardner, New England sacaron tres álbumes bien acogidos entre 1979 y 1981. Su mánager era Bill Aucoin, quien también veló por los intereses de Kiss. Entre sus productores, nombres como Paul Stanley, Todd Rundgren y Mike Stone fueron asiduos. Y con todo esto, a pesar de que su debut homónimo llegó al número 50 en las listas estadounidenses, y de que el single ‘Don’t Ever Wanna Lose Ya’ alcanzó el 40 allí, la banda nunca llegó a disfrutar del gran éxito que se les pronosticaba… y después de todos estos años, aún resulta complicado saber qué falló.

El segundo álbum, el más audaz ‘Explorer Suite’ (1980), no consiguió entrar en listas, y el tercero, ‘Walking Wild’ (1981), se quedó en el puesto 176 en los Estados Unidos, lo que condujo a la disolución de la banda menos de dos años después.

Se han esgrimido varios motivos para esta falta de impacto comercial. Un factor fue sin duda que la banda estaba con el sello Infinity en su debut, un sello que no tardaría en ser historia, tras que lo absorbiera MCA, una multi sin ninguna afinidad hacia la música que New England estaban creando. El cambio a Elektra en los dos álbumes que siguieron no alteró la percepción que se empezó a tener del grupo: cuatro músicos de enorme talento, agraciados con una química brutal entre ellos, pero que no eran capaces de llegar a esa alquimia de generar discos de oro a partir de su música. Aunque tal vez la música sí que tenía esa magia, pero New England nunca recibieron el apoyo necesario.
Puedes seguir leyendo este artículo en el nuevo número de This Is Rock.

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