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Una de esas grandes bandas eclipsadas, tras un sabotaje de los gordos, en este caso la deserción de su estrella vocalista, Glenn Hughes, que se pasó a la aristocracia del rock, Deep Purple.

Trapeze perseverarían (por inverosímil que parezca, como The James Gang sin Joe Walsh), pero la gente los recordará por los tres álbumes que grabaron con Hughes al micro y al bajo, en una formación de trío rocoso que contaba con Mel Galley en la guitarra (más tarde en Whitesnake) y el recientemente fallecido, Dave Holland en la batería (más tarde en Judas Priest, y bueno, con el tiempo, en chirona). Conviene además agregar en este punto que Mel solía componer con su hermano Tom Galley, que le ponía letra a la música de Mel.

Trapeze asomaron la cabeza en el sello Threshold, al cuidado de Moody Blues, y debutaron con un modoso álbum epónimo que poco menos se burlaba de la tradición imperante en su originaria Birmingham.
Comienza sus recuerdos Hughes: “Moody Blues fueron mis jefes entre finales de los sesenta y comienzos de los setenta. Estaba en su sello, Threshold. John Lodge produjo los dos primeros de Trapeze, y John y Justin Hayward eran de los que estaban muy encima de todo, como Zeppelin con su Swan Song. En el sello solo estábamos nosotros y Tymen, y sus maniobras consiguieron que el nombre de Glenn Hughes llegara a todos lados, cuando yo no tenía más que 18 años. Para mí siempre han sido como un hermano mayor, por el modo en que me apoyaron”.

Sobre el rol de John como productor, Glenn afirma: “Creo que a John lo que se la daba bien era lo melódico, una pena. En el primer disco, Trapeze éramos un quinteto, y el sonido era californiano por los cuatro costados, con armonías de tres o cuatro voces, órgano Hammond, abundante guitarra Gretsch y una muy obvia influencia de los Beatles… en definitiva, algo cercano a la movida que llevaban los Moodys. Y entonces, cuando me puse a componer para el trío, ya en ‘Medusa’, John se vio en un escenario diferente. Nunca se sintió cómodo con el hard rock. Pero John es un tío genial, estoy en deuda con él por muchas cosas, y fue decisivo para que me viniera a los Estados Unidos en 1970. También lo hizo muy bien como productor en el debut. Pero pienso que en el segundo las cosas se pusieron un poco demasiado heavys para él. Así que cuando llegó la hora del tercero, dejó a otro ocupar su puesto”.

Sobre la blandura que caracterizaba al debut, frente a los dos siguientes discos, Glenn comenta que: “1969 es un año fronterizo, del centro para arriba en Inglaterra, había mucho dominio de los sonidos norteamericanos, con los Beach Boys y todas esas armonías tan Beatles. Entre 1967 y 1969 no podía encontrarse un hard rock muy intenso. En el 68, fue el momento en que Zeppelin y Cream comenzaron a despuntar, y Trapeze dimos nuestros primeros pasos a comienzos de 1969. Como he dicho, estábamos en el sello de Moody Blues, una banda extremadamente melódica. Comenzamos moviéndonos en terrenos muy similares, con las armonías, los Hammonds y los melotrones. Pero, luego, claro, cambiamos. El disco blanco y negro y esa formación solo aguantaron nueve meses antes de refundarnos como trío. Sabíamos que Norteamérica iba a ser el territorio propicio para nosotros, y para ello había que tomar la vertiente hard roquera”.

[Sigue leyendo este artículo de Martin Popoff en el This Is Rock de Noviembre]

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